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Luis Ángel López: “Las residencias no son hogares de sustitución”

Luis Ángel López es presidente de Sprode.

Entrevista con el presidente de Sprode

Martes 17 de diciembre de 2019

Es Doctor en Psicología y preside Sprode, una sociedad de Profesionales de Atención Sociosanitaria que busca dotar de evidencia científica a toda actuación asistencial. Para ello, Sprode impulsa el desarrollo de protocolos de atención comunes al sector y basados no en las tradiciones de ‘siempre se ha hecho así’, sino en lo que los estudios científicos han demostrado que es lo mejor para el usuario.

Recientemente, Sprode ha participado en un Foro sobre la situación de los mayores en las residencias. ¿Cuál ha sido la principal conclusión?

Entendimos que era esencial clarificar cuál es la situación real de las personas atendidas en residencias, sobre todo las que están en situación de dependencia con un nivel de necesidad de cuidados importante. Aludimos al estudio de la Fundación Salud y Vida, del año 2015, que analizaba el estado de las personas en residencias, incluyendo el número de enfermedades (entre 5 y 7 patologías), etc.

El estudio, y Sprode lo comparte, concluyó que las residencias no son hogares de sustitución. Primero, por la situación de las personas que son atendidas; también, porque la ley y los convenios exigen a los profesionales el desarrollo de una serie de tareas asistenciales que en absoluto se corresponden a lo propio de un hogar, al requerir destrezas, procedimientos y equipamientos.

El cumplimiento de esas obligaciones deja, a todas luces, que la atención sociosanitaria requiere un desempeño profesional con una complejidad y una responsabilidad que deben ser tenidas en cuenta al analizar los medios para el desempeño de esas tareas asistenciales.

Si las residencias no sustituyen al hogar, ¿cuál es su papel?

Las residencias son el lugar donde son atendidas personas con problemas de dependencia, las personas con necesidad de que otras personas las ayuden en el desempeño de las actividades de su vida diaria.

A los profesionales también se nos exigen tareas preventivas y medidas terapéuticas que indican los servicios sanitarios que necesitan esas personas. O tareas de rehabilitación de las alteraciones funcionales que tienen esas personas. Las residencias y centros de día, a través de sus profesionales, tienen que asumir ese conjunto de tareas. No ya por la ley, sino porque las personas que atendemos lo necesitan para estar mejor o para no empeorar de una manera acelerada que tendrían sin esas acciones.

En ese sentido, el criterio que poníamos sobre la mesa en el desempeño de estas tareas profesionales es señalar la necesidad de que toda actividad asistencial tiene que estar basada en la evidencia científica, que debe orientar cómo se realiza cada tarea asistencial. No cabe el sentido común o el ‘a mí me parece’. Solo así, aplicando la mejor evidencia científica, conseguiremos que la atención sea de la mayor calidad y que den la mayor seguridad al usuario y a los propios profesionales, al estar haciendo las cosas como dice la evidencia científica que es la forma adecuada.

¿Están ya planteadas estas evidencias científicas?

La investigación está permanentemente descubriendo mejores formas de hacer las cosas. Al igual que sucede en sanidad, las Instituciones Públicas tienen que ir aportando esa evidencia en guías clínicas. Si un profesional sanitario tuviera que estar dedicándose a estar al día en su actividad profesional, no tendría tiempo de atender a nadie. Estaría todo el día estudiando.

¿Qué hace Sanidad? Siendo consciente de esta realidad, y en colaboración con instituciones que se dedican a esta tarea, encarga la elaboración de guías clínicas sobre distintas cuestiones que los profesionales necesitan para conocer el mejor proceder. Es lo que estamos pidiendo para el sector sociosanitario.

¿Cómo articula Sprode estas peticiones?

Sprode, desde hace casi diez años, dirigió al Imserso un proyecto titulado ‘Estrategia para el desarrollo de la práctica basada en la evidencia en el sector sociosanitario español’. En su momento, el Imserso lo vio claramente imprescindible, pero finalmente quedó ahí la propuesta.

En colaboración con el Consejo Español para la Defensa de la Dependencia y la Discapacidad, hemos dirigido una solicitud de ayuda para iniciar un proyecto que busca conocer esa evidencia científica que está detrás de cada práctica profesional para informar al Ministerio y que dé los pasos adecuados y empiece a suceder en el sector sociosanitario lo que comentamos.

¿Qué es Sprode? ¿Cómo se define?

Es una sociedad de profesionales de atención a personas en situación de discapacidad o dependencia, de atención sociosanitaria.

¿Qué tipo de perfiles aglutina Sprode?

Hay de todo, aunque mayoritariamente son de atención directa. También hay profesionales que son gestores o que tienen tareas de dirección. Pero Sprode solo acepta la incorporación de profesionales dedicados a la atención de personas en situación de dependencia.

Nuestro principal objetivo es avanzar en que los profesionales tengamos los medios que necesitamos para poder desarrollar unas tareas asistenciales que son de un grandísimo nivel de responsabilidad. Atendemos a personas frágiles, a veces en situación de riesgo vital, en las que cualquier incidencia puede conllevar consecuencias muy importantes.

¿Son las empresas las que al final crean los protocolos de actuación en el sector? ¿Cómo coordina Sprode sus reivindicaciones con lo que hacen las empresas?

Nuestra relación es con los profesionales, con independencia de que a nivel de empresa haya organizaciones en España que realicen una importante labor de unión. Nuestra sociedad es de profesionales. Pero para que los centros establezcan sus líneas de actuación, primero tienen que referenciarlas con una normativa; tienen que atender lo que exige la normativa sobre el tipo de atención que esa persona tiene derecho a recibir y el centro a prestar.

¿Cómo dárselo? Cada centro tiene sus protocolos de actuación, pero los protocolos solo pueden estar basados, para que tengan calidad y sean seguros, en la evidencia científica. Yo tengo más de 30 años de profesión, soy doctor en Psicología. Por más experiencia que haya podido adquirir, es mínimo comparada con el acumulo de experiencias de miles de casos y estudios. La cuestión es que un profesional, por muchos años de experiencia que tenga, tiene un conocimiento parcial, mientras que los estudios científicos, por sus formas y procedimientos, basan sus conclusiones en algo más sólido y riguroso que la experiencia de un profesional. Los centros tienen que tener protocolos, pero deben estar basados en criterios científicos.

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