Las residencias de mayores de Emera han sido acreditadas por Adok como centros libres de Covid-19, según ha indicado la compañía.
Las acreditaciones externas están siendo la herramienta a la que recurren las compañías del sector residencial para demostrar el cumplimiento de las principales normas de prevención del coronavirus en sus instalaciones. Algo que proporciona seguridad y transparencia a sus clientes y a la sociedad en su conjunto, además de suponer una garantía para las plantillas.
En el caso de Emera, la certificación de Adok refleja que la compañía cumple con los diferentes planes y protocolos preventivos, así como aquellos de aplicación en caso de detectarse un brote activo de coronavirus. Además, la auditoría externa contempla la evaluación de las reservas de materiales y equipos de protección individual para los trabajadores de los centros, así como su conocimiento a la hora de utilizarlos y de trabajar con personas potencialmente contagiadas.
Este tipo de acreditaciones también sirven para evaluar los protocolos de desinfección y limpieza en residencias de mayores, así como la observancia de las medidas de higiene recomendadas para evitar contagios o controlar su propagación una vez acontecen.
El riesgo cero no existe, coinciden todos los expertos, pero las acreditaciones contra el coronavirus en residencias de mayores sirven para demostrar que se están haciendo las cosas según los protocolos establecidos por las Autoridades Sanitarias, lo que sin duda reduce significativamente el riesgo de contagio y, sobre todo, ayudar a controlar los brotes.
Al igual que Emera, otros grupos residenciales están acreditando sus centros a través de empresas externas. Es el caso de DomusVi, que tiene en marcha un programa de acreditaciones en todos sus centros por parte de Bureau Veritas. Otras compañías, como Orpea, están haciendo lo propio con AENOR y otras empresas especializadas en otorgar este tipo de sellos.
El sector residencial ha sido uno de los más castigados durante la pandemia por las características de sus centros (grandes hogares para personas mayores o en situación de dependencia) y la vulnerabilidad de algunos de sus residentes (personas con enfermedades de base, edad avanzada o diferentes condiciones personales).
De ahí que los diferentes protocolos y planes de contingencia se hayan convertido en la clave para tratar de garantizar la salud de empleados y usuarios en la medida de lo posible.