Lepant Residencial ha publicado un Manifiesto de las Personas Mayores para contribuir a la lucha contra el edadismo. Se trata de un texto de diez puntos en los que se recogen las principales reivindicaciones de las personas mayores respecto al edadismo y exclusión que sufren habitualmente.
Bajo el lema ‘seguimos siendo útiles’, el manifiesto busca concienciar a la sociedad sobre las necesidades de los mayores y poner en valor su papel cotidiano en un mundo que tiende a excluirlos y minusvalorarlos.
A continuación, reproducimos el Manifiesto de las Personas Mayores con sus diez puntos y las reivindicaciones que reclaman observar:
Seguimos siendo útiles. Envejecer es un proceso natural que puede comportar determinadas limitaciones, pero eso no nos convierte en inútiles. Nuestros puntos de vista siguen siendo igualmente válidos y nuestra experiencia es un valioso activo para el aprendizaje colectivo.
Somos dueños de nuestra vida. Como personas adultas, queremos tomar decisiones sobre todo aquello que concierne a nuestro día a día: lo que comemos, el lugar en el que vivimos, las personas con quienes nos relacionamos. Tenemos derecho a elegir nuestra dieta y a disponer de nuestro tiempo libre como cualquier otra persona adulta.
Necesitamos nuestro propio espacio. El espacio en el que vivimos afecta a nuestro ánimo y, como cualquier persona, necesitamos nuestra pequeña parcela de intimidad. No somos objetos a los que haya que arrinconar. Ya sea disponiendo de un espacio adecuado en casa, o de una zona privada en una residencia, el espacio vital es una primera necesidad también para nosotros.
Tenemos derecho a la integración tecnológica. No tuvimos la ocasión de aprender tecnología en la escuela y por eso no siempre podemos seguir los cambios veloces que rigen el mundo. Tenemos derecho a la no exclusión en el trato con bancos, administraciones y empresas, por ejemplo, a través de procesos guiados con ayuda del personal.
Queremos disfrutar de la cultura. Museos, cine, teatro, ópera... las personas mayores también tenemos derecho a acceder a la cultura. Es importante seguir concienciando a las instituciones y administraciones para que se respeten las condiciones de accesibilidad, sin generar exclusiones totalmente evitables.
Exigimos respeto. Durante muchos años hemos cuidado de nuestros hijos y también de nuestros nietos. Lo hemos hecho gustosamente y con dedicación. Merecemos un respeto que debe inculcarse desde las escuelas e impulsarse desde las administraciones y medios de comunicación. Es un error infantilizar a las personas mayores por el mero hecho de serlo.
Queremos relacionarnos con los jóvenes. La infancia y los jóvenes han aprendido históricamente de las generaciones mayores, que han aportado su experiencia y sus vivencias. Hay que estimular esa conexión intergeneracional si queremos seguir construyendo una sociedad con sentido crítico y de progreso.
Necesitamos el contacto con la naturaleza. El ser humano necesita una conexión con el entorno natural, que nos recuerda cuál es nuestra esencia y nos reconecta con la naturaleza. Las personas mayores también requerimos ese contacto, ya sea en plena naturaleza o en momentos puntuales: un paseo por el bosque, una visita al mar, unos minutos de calma en un parque con árboles...
No queremos alejarnos de los animales. Los animales y mascotas nos hacen compañía en los ratos de soledad, nos reconfortan en los momentos de tristeza y nos ayudan a sentirnos útiles. Una sociedad que separa a sus personas mayores de los animales estará restándoles calidad de vida.
Queremos ser escuchados. No necesitamos ser protagonistas, pero sí que nos dediquen la atención necesaria, ya sea en casa o en una residencia. Cada persona es diferente, y los ancianos también podemos serlo entre nosotros. Requerimos ser escuchados para expresas nuestros anhelos, nuestras inquietudes y nuestras necesidades más básicas.