¿Qué es el vértigo? Por lo general, las personas que sufren esta molesta sensación lo identifican como un ‘mareo’. Sin embargo, no es exactamente lo mismo. El vértigo es la percepción de movimiento en el entorno de la persona: la sensación de que las cosas a su alrededor ‘dan vueltas’. Obviamente, las cosas no están dando vueltas, por lo que se trata de una cuestión subjetiva que el paciente no se inventa: tiene esa sensación.
Existen, principalmente, dos causas del vértigo. Por un lado, puede deberse a una lesión en el oído interno, que es donde se regula, entre otros, el equilibrio. Por otro lado, puede tratarse de una lesión en el cerebelo o en el sistema nervioso, que contribuyen a la estabilidad, equilibrio y normal desempeño de la marcha, entre otros.
Cabe decir que el mantenimiento del equilibrio es complejo en su esencia, ya que en ello intervienen diferentes partes del cuerpo y hasta tres sistemas: el vestibular del oído interno, el visual y el propioceptivo. Se conectan con el sistema nervioso central y con el cerebelo, encargados de procesar la información que reciben de los tres sistemas citados. Un daño o un mal funcionamiento en alguno de ellos conllevará un desequilibrio en el mantenimiento de esa propia percepción de estabilidad.
Por lo general, el vértigo es solo una manifestación de algún desequilibrio en alguno de estos sistemas, y no una enfermedad en sí mismo. De ahí que sea frecuente que el otorrinolaringólogo sea el primer involucrado en la búsqueda de un diagnóstico, dado que lo más frecuente es que se trate de un problema en el oído.
No obstante, algunos pacientes irán primero al neurólogo, quien se encargará de confirmar o descartar si se trata de un problema de su área, en cuyo caso pondrá un tratamiento o derivará a la persona a un otorrino.
Para eliminar la sensación que provoca el vértigo hay que tratar la causa subyacente que lo produce. Por eso es importante contar con un buen diagnóstico, que se consigue a través de diversas pruebas que realizarán los facultativos. Una vez se tiene un diagnóstico, el tratamiento variará en función de tipo de vértigo que sufra el paciente.
Si se determina que tiene vértigo posicional paroxístico benigno, el más frecuente, el tratamiento se basará en una reeducación del oído a través de movimientos cefálicos que permitan sacar los otolitos desprendidos del utrículo, y probablemente alojados en los canales semicirculares. Es decir: el paciente realizará una serie de movimientos con la cabeza para eliminar la causa de su vértigo. Se estima que el 90 % de los pacientes se pueden curar con estas técnicas, que deben realizarse bajo la supervisión de un profesional.
Si se trata del Síndrome de Menière, se puede pautar medicación especializada o bien tratamientos intratimpánicos aplicados directamente en el oído. Esta enfermedad cursa con acúfenos, ruidos que escucha el paciente en el oído, y puede desarrollarse a lo largo de los años en forma de crisis agudas que mejoran o empeoran puntualmente.
En caso de que se trate de neuritis vestibular, el tratamiento se enfocará a reducir la inflamación del nervio vestibular que causa el vértigo. Si, por el contrario, la causa es el vértigo central, el tratamiento se enfocará más a tratar tanto las migrañas asociadas como la patología vascular que lo provoca. Y si la causa diagnosticada es la laberintitis, se buscará combatir la infección que lo provoca. Por último, si se trata de un neurinoma del acústico, un tumor benigno en el nervio vestibular, habrá que analizar si es posible una cirugía o algún tratamiento alternativo.
Las personas mayores también pueden sufrir vértigos, tanto por alguna de las causas citadas como por la normal degradación del funcionamiento normal del cuerpo. En su caso, los síntomas asociados al vértigo se pueden sumar o confundir con otros propios de patologías independientes que sufra la persona, como enfermedades neurodegenerativas, problemas en la vista, demencias, etc. Por ello, es muy importante realizar un diagnóstico completo que permita identificar las causas del vértigo en la persona mayor y pautar el tratamiento más adecuado para reducir los síntomas y mejorar su calidad de vida.