¿Cómo está la situación en residencias en esta segunda ola de coronavirus?
En DomusVi mantenemos un 90 % de centros libres de infección, y de los que presentan casos, un 6 % tiene menos de diez, estando la mayoría de los centros entre 2 y 4 casos. Un 1,1 % tiene entre 10 y 15 casos, y solo un 1,7 % tiene más de quince casos.
Estamos teniendo una incidencia muy baja por la puesta en marcha de los procedimientos que buscan, por un lado, evitar la entrada del virus y, por otro lado, en caso de presentar positivos, evitar la propagación por el resto de la residencia.
¿Cómo evita DomusVi que entre el virus en las residencias de mayores? ¿Y qué medidas toma para evitar la propagación?
Después de la primera ola aplicamos lo que habíamos aprendido para generar centros más seguros. Hemos desarrollado procedimientos de prevención, como es el de ingreso y acogida; cuando va a ingresar una persona en nuestros centros, necesita una PCR negativa con al menos 72 horas y pasa a una Unidad de Convivencia diferenciada durante unos días para tener una vigilancia activa. No está aislado, pero se busca detectar posibles síntomas porque la PCR puede tener falsos negativos, aunque sea muy fiable.
En la línea de prevención, tenemos un procedimiento de control de entrada a los centros. Para las visitas de familias hemos creado espacios específicos donde los familiares solo tienen contacto con su familiar. Hay toma de temperatura, cuestionarios de síntomas, lavado de manos, distancia social, desinfección de suelas de zapatos, etc. Y solo se admiten visitas con cita previa para poder tenerlo todo organizado y que no tengan contacto con residentes que no sean los suyos.
Para proveedores tenemos otro circuito, con un acceso diferente, y las mismas medidas de higiene y desinfección. No acceden donde están conviviendo nuestros residentes.
También tenemos procedimientos de cribaje aleatorio para trabajadores con el objetivo de encontrar posibles asintomáticos. Y tenemos un procedimiento específico si se produce un caso: se testa a todos los residentes y trabajadores.
Además, se crean Unidades de Convivencia estables, las burbujas que llaman, para las actividades, siempre con mascarilla, distancia social, ventilación en espacios cerrados y nuevos procedimientos de lavandería, con desinfección de zonas comunes y de objetos que se suelen tocar más, como interruptores, etc.
También tenemos un procedimiento específico de formación interna, que es fundamental, para uso adecuado de EPIs y de identificación de riesgos biológicos. De hecho, AENOR ha certificado la formación específica en riesgos laborales a todos los trabajadores de DomusVi.
Ahora bien, si entra el virus y hay un usuario positivo, la residencia tiene un plan de contingencia que es específico para cada centro. Se sectoriza el centro, algo que difiere si el edificio es vertical u horizontal. Nuestro plan determina dónde situar a los positivos, dónde colocar a sus contactos, dónde estará el resto de usuarios, qué actividades se hará en cada grupo, etc., con personal único para cada grupo para evitar contaminaciones cruzadas y con una bolsa de trabajadores por si se produce alguna baja en el personal, para no paralizar actividades, rehabilitaciones, etc. Hay diferentes circuitos de entrada y salida, se diferencian vestuarios, circuitos de lavandería…
También tenemos un procedimiento de buenas prácticas para nuestros centros y hemos creado un Comité Covid, cuyas funciones son crear un equipo de intervención rápida para que, si se produce un caso, en 24 horas haya dos expertos para ayudar en la sectorización, diferenciación de circuitos y organización del centro.
Estas medidas han sido acreditadas con auditorías externas.
Sí, desde DomusVi hemos puesto en marcha una certificación de Bureau Veritas, que ya ha certificado 27 de nuestros centros en un proceso de auditoría que se extenderá al resto de centros de la compañía durante los próximos meses.
Queremos tener certificados todos los centros de aquí a final de año para afianzar la seguridad de nuestras instalaciones para dar a las familias la confianza de que se están adoptando todas las medidas necesarias, en un proceso de mejora continua, para hacer frente a esta nueva realidad asistencial.
Estas medidas que destaca son a nivel de residencia de mayores, según sus competencias, pero ¿han reforzado la asistencia sanitaria? ¿Hay que medicalizar más las residencias?
Creo que hay que diferenciar escenarios. La residencia no puede perder su sentido, que es de sustitutivo del hogar. Yo creo que ninguno de nosotros estaría feliz viviendo en un hospital. Lo que tenemos que hacer es lograr combinar un incremento de personal asistencial cuando la situación lo requiera, en casos de brotes o pandemia, como ahora.
Pero no podemos perder la parte de calor que tiene la residencia, porque entonces perderemos el sentido de un recurso que es social, no sanitario. Tiene que haber buena coordinación con la parte de salud, que ahora me consta que estamos teniendo; hemos aprendido de la primera ola.
Más que un cambio de modelo, tiene que haber un equilibrio entre incrementar las necesidades asistenciales de un momento determinado por una crisis sanitaria y mantener la orientación del centro, lo que es su sentido, que es el hogar.
En marzo y abril se llegaron a paralizar los nuevos ingresos en residencias de mayores, y además se intentó culpabilizar a estos centros de la situación, lo que tiene el riesgo de generar miedo en las familias que prevén ingresar a sus mayores. ¿Cree que la teleasistencia, que también presta DomusVi, puede quitar terreno a la parte residencial o pueden convivir por cubrir necesidades diferentes?
Nosotros tenemos una división de Asistencia a Domicilio y de Teleasistencia, y también una de residencias, y creo que cada una de ellas cumple su papel. Lo que se hace en asistencia domiciliaria no tiene nada que ver con lo que se hace en residencias.
Lo normal es que la persona se mantenga en el hogar hasta que aparecen problemas de autonomía, cuando va a la residencia para cubrir sus necesidades.
El perfil demográfico del país nos dice que hacen falta diferentes tipos de servicios que el usuario pueda escoger en función de su situación. Hay que atender a estos diferentes perfiles.
¿Cómo implementa tecnologías DomusVi en su día a día? ¿Cómo puede ayudar la tecnología a la parte residencial? Por ejemplo, robots, sensores…
Estamos estudiando diferentes productos que hay en el mercado. Lo más inmediato y sencillo de implementar son tecnologías para videollamadas, para juegos a distancia con las familias o actividades que ayudan a interactuar en casos en los que la familia no puede realizar visitas.
Además, estamos implementando diferentes soluciones para ocio. Tenemos mesas inteligentes y una solución que proyecta los juegos en la pared, lo que los hace muy interactivos.
A nivel asistencial se han probado soluciones de toma de constantes vitales que se envían por Bluetooth a nuestro sistema de gestión asistencial. También se han estudiado soluciones de toma de constantes mientras se duerme, para prevenir caídas. Y el tema de sensores para caídas, donde llevamos tiempo trabajando. Aun así, insisto en nuestro carácter de hogar. No debemos cambiar la base de lo que es una residencia.
Entre las medidas que ha puesto en marcha DomusVi contra el coronavirus figura una inédita que a priori escaparía de sus competencias asistenciales, pero que cubre una necesidad social: informar a los ciudadanos sobre el virus. “Acabamos de lanzar un espacio informativo online sobre COVID-19, con los protocolos de DomusVi y un apartado de normativa autonómica y otro para resolver dudas frecuentes”, explica Fini Pérez.
“Pretendemos crear un sitio de utilidad para usuarios, familiares, trabajadores y ciudadanos en general. Y hemos habilitado un teléfono y un correo electrónico para resolver dudas frecuentes sobre el coronavirus”, añade, demostrando que el esfuerzo de DomusVi por doblegar la pandemia va mucho más lejos que las medidas que ha tomado en sus propios centros para proteger a usuarios y trabajadores.
Un papel social que demuestra la importancia de las residencias de mayores en una sociedad como la española, donde el porcentaje de mayores de 65 años es más que considerable.