Madrid ha sido la ciudad y región más afectada por la epidemia de coronavirus en España. Hablamos con la secretaria general de la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia para que explique cómo se ha sentido el sector sociosanitario durante estas duras semanas y para indagar acerca de un futuro que será muy diferente para estos centros.
¿Cómo resumiría el sentimiento de quienes hacen realidad las residencias de mayores durante las peores semanas de la crisis sanitaria?
Nos hemos sentido solos, sobre todo en la primera fase, la más dura y cuando menos recursos tanto materiales como humanos había. Es cierto que, a medida que han ido llegando materiales y los hospitales de referencia han tenido disponibilidad para darnos apoyo, la situación fue cambiando. Pero en ese momento ya habíamos pasado lo peor de la crisis.
Veíamos que únicamente teníamos que dar información a las distintas Administraciones, pero no nos llegaba ninguna respuesta o lo que nos llegaba era insuficiente. Y las familias estaban lejos de nosotros y con la angustia de la falta de contacto directo con sus seres queridos, lo que ha generado soledad en el apoyo que nos podían dar y en el que ellos podían dar a sus seres queridos.
¿Se notificó por parte de las Autoridades en algún momento que existía riesgo de contagio en las residencias de mayores?
Cuando se cierran las residencias a las visitas, a mediados de marzo, ya hay un alto índice de contagio, que desconocíamos en ese momento. La medida de cerrar las residencias al exterior se toma prácticamente a la vez que se notifica al resto de la sociedad el confinamiento.
¿Pero no se notificó antes?
No. Hay algún protocolo que data de marzo, con determinadas medidas a tomar. Algunas residencias, viendo la información que estaba llegando, tomaron medidas antes de que lo hiciera la propia Administración.
¿Deberían crearse nuevos protocolos para evitar que una situación similar pueda volver a suceder? ¿De quién debería partir la iniciativa, del sector o de las Autoridades?
Hay que analizar lo que ha pasado y preparar protocolos porque, por la información que tenemos, parece que esto puede repetirse. Hay que crear protocolos de coordinación con el sector sanitario. Y tienen que partir de la Administración, máxime cuando vienen de un área que es ajena a nosotros, ya que pertenecemos al sector social. Los asuntos estrictamente sanitarios tienen que partir de la Administración competente, que es la sanitaria. Y tiene que trabajarse de forma conjunta, eso sí.
¿Deberían tener un perfil más sanitario que ahora las residencias de mayores?
Es algo que puede trabajarse, pero hay que partir de lo que tenemos, que es que las residencias son sociales, aunque tengamos médicos o enfermeros en plantilla. Como venimos diciendo en el sector desde antes de la crisis del COVID-19, las personas que viven en residencias tienen derecho a las prestaciones sanitarias que tenemos en España, como cualquier otro ciudadano.
Hay que cumplir y hacer efectivos esos derechos que se están ignorando desde el momento en que una persona mayor que vive en su casa tiene derecho a ir a su médico del centro de salud, pero si vive en una residencia dejan de aplicarse esos derechos.
No hay nada que cambiar, solo hacer efectivo el derecho a la sanidad para que todas las personas, con independencia del lugar de residencia, tengan un seguimiento, asistencia, etc. A partir de ahí, se puede estudiar otro modelo de residencia con mayor peso sanitario, pero eso requiere unas comisiones de trabajo o incluso valorar que distintos modelos residenciales convivan.
Pero eso también supone tener que hacer un estudio económico, ya que, si las residencias parten del modelo actual en el que las prestaciones sanitarias deben asumirse por la administración sanitaria, y se decide diseñar otro modelo en el que estas se asuman por personal de las residencias, ya sean plazas públicas, concertadas o privadas, Sanidad deberá asumir ese coste; o bien la efectividad de los derechos sanitarios se cubren dentro de las residencias con recursos humanos o materiales de Sanidad destinados en las residencias, cosa que no se está haciendo. Es decir, o hay una compensación económica que lo cubra o unos recursos humanos y materiales de sanidad que lo asuman. Hay que definirlo y hay que cuantificarlo.
¿Por qué se ha llegado a esta posible pérdida del derecho a la asistencia sanitaria una vez se ingresa en una residencia de mayores?
Probablemente, por un olvido que tenemos de los mayores en nuestra sociedad. Dejadez como sociedad. Tendremos que mirarnos como sociedad para ver por qué lo hemos hecho así.
Aunque también hay una explicación económica, porque si en un centro de salud hay unos recursos sanitarios destinados a una población, pero los mayores están en residencias y ya se ocupan los médicos y enfermeros de estos centros, pues no hace falta tener más médicos y enfermeros en los centros de salud y eso que se ahorra la Administración.
Y también hay una explicación de desarrollo demográfico, de la expectativa de vida que tenemos, que supone que ese grupo de población que supera los 85 años cada vez es mayor. La estructura de recursos que teníamos hasta ahora ya no funciona y hay que rediseñarla y recuantificarla.
AMADE representa al sector asistencial privado en Madrid. ¿Cree que se ha utilizado esta crisis sanitaria por parte de algunas Autoridades para contraponer los modelos públicos y los privados?
Absolutamente. Cada uno ha utilizado la crisis para servir a sus intereses políticos y de su modelo de economía. Esto es gravísimo, porque se han trasladado a los medios de comunicación conversaciones de café que no deben utilizar los políticos, que deben asumir sus declaraciones con responsabilidad y con pleno conocimiento de la realidad y del sector. Es fácil soltar frases mediáticas y absolutamente falsas.
Nos encontramos en plena desescalada. ¿Cómo debería plantearse para las residencias y centros de mayores?
Lo primero, en coordinación con el sector. Hay que tener en cuenta a los profesionales que están trabajando en esa área. Y hay que trabajar con anticipación, porque, a fecha de hoy, no tenemos protocolos de actuación.
Madrid entró en Fase 2 el lunes 8, que permite abrir centros de día o recibir visitas en residencias, y recibimos los protocolos, con los que ahora tenemos que trabajar, el viernes 5 por la noche. Necesitamos protocolos claros, no vale recibir instrucciones que cambian de un día para otro o tener áreas en las que no hay información. Estamos hablando de mayores que necesitan cuidados, una necesidad básica.