Hoy voy a escribir de una facultad que todos tenemos y que, por desgracia, algunos podemos perder por enfermedades degenerativas: LA MEMORIA.
Mi suegra a sus 94 años recuerda, con nitidez, hechos y acontecimientos de su infancia. Memoria de largo plazo. En cambio no se acuerda de algo que le ha sucedido recientemente. Padece un síndrome frontal. Memoria de corto plazo.
No quiero exponer un tratado sobre la memoria y los tipos de memoria sino hablaros de la importancia de la memoria en los mayores para envejecer activo y saludable.
En el Instituto Pascal llevamos 40 años trabajando con los estudiantes y opositores. Unos 300.000 alumnos han pasado por nuestras aulas a lo largo de este periodo. Les enseñamos un método de estudio para memorizar mejor los temas. Cuando pregunto en los cursos que levanten la mano los que tienen buena o muy buena memoria, levantan la mano muy pocos.
Casi todos piensan que tienen mala memoria. Luego les demostramos que esa percepción es errónea. Salen valorando esta facultad y aprenden fácilmente y recuerdan bien los temas, tanto estudiantes como opositores. Su memoria a corto y largo plazo les ha funcionado. Han aprendido unas técnicas y habilidades para potenciar su memoria y aprender mejor.
Los mayores también tenemos buena memoria. La plasticidad de nuestro cerebro nos permite, mediante el entrenamiento, potenciarla y mantenerla. Por lo tanto tenemos que desterrar la idea de que los mayores tenemos mala memoria.
Como ya os comenté en artículos anteriores, soy una persona mayor. Tengo 74 años y buena memoria. El próximo 19 de febrero, a las 17 horas, asistiré como ponente II Congreso Nacional de Gestión de la Dependencia. En él haré una intervención práctica de cómo, a mis 74 años, puedo recordar 1.000 fichas con una palabra en el anverso y un número en el reverso.
Mi objetivo, con esta intervención, es mostrar y demostrar que fijándonos metas, adoptando una actitud positiva y practicando, podemos mantenernos activos y saludables.
Fijándonos metas y adoptando una actitud positiva, podemos plantearnos seguir aprendiendo, seguir estudiando. Incluso una carrera que, en nuestra juventud, no pudimos llevar a cabo. Podemos activar nuestras facultades intelectuales, nuestra memoria, para retrasar enfermedades degenerativas. La estimulación cognitiva a través de programas y actividades lúdicas, pueden favorecer el mantenimiento neuronal y el retraso degenerativo.
José Pascual Martín
Director General del Instituto Pascal