Tratamiento no farmacológico centrado en la persona.
Múltiples beneficios: cognitivos, sociales y emocionales.
“No hay enfermedades, hay enfermos”, esta gran frase del Dr. Gregorio Marañón es la base que intento aplicar en mi día a día como trabajadora social. Debemos centrarnos sobre las necesidades de cada persona, independientemente del diagnóstico que presente.
En el caso de la población con la que trabajo, personas con deterioro cognitivo y demencias, se pueden describir unos síntomas y fases generales de la enfermedad, pero la evolución y manera de ir desarrollándose es diferente e idiosincrática en cada persona, pues depende de múltiples factores: reserva cognitiva, apoyo social, culturales, etc.
Cuando aparecen problemas de memoria, con un diagnóstico de demencia o, incluso, como prevención, es fundamental realizar estimulación cognitiva. Este tratamiento no farmacológico es la manera de mantener el cerebro en forma, pues es un músculo que, también, necesita ser fortalecido, al igual que nos cuidamos físicamente acudiendo al gimnasio para ejercitar las piernas y así caminar mejor.
En el centro Cognitiva Unidad de Memoria Chamartín, tratamos que la persona, a parte de trabajar las capacidades cognitivas mediante ejercicios de lápiz y papel y a través de una plataforma por ordenador, se encuentre motivada. Son múltiples los beneficios que desencadena: establecer la rutina de venir al centro, mostrar interés por salir de casa, arreglarse, entablar relación con los compañeros. En definitiva, crear una nueva red social, tan importante dado que éstas con la avanzada edad van en disminución o son inexistentes en muchos casos.
Igualmente, trabajamos el estado anímico, ayudando a combatir los sentimientos de tristeza que pueden desencadenar en depresión o, incluso, considerar que en algunos casos puede que se trate de una pseudodemencia, es decir, que los problemas cognitivos sean consecuencia, en realidad, de una depresión.
Es normal sentir inseguridad al iniciar actividades desconocidas, nos ocurre a todos cuando no tenemos el control sobre una determinada nueva situación, mostrando rechazo como mecanismo de defensa. Es muy importante el papel que desempeña la familia, para animar la iniciación de nuevas actividades cognitivas, físicas y lúdicas. Atendiendo a sus motivaciones e intereses, que no tienen por qué ser los mismos que tenía antes.
Hay que preguntarles, escucharles, darles opciones e ir probando.Tienen que ser actividades adaptadas, teniendo en cuenta el nivel de atención y dificultad, para evitar, así, la frustración. Es habitual que una persona con demencia no pueda leer el periódico como hacía antes todos los días, de ahí la importancia de adecuar su interés por la lectura, por ejemplo, con artículos con una extensión determinada, subrayar las ideas principales o comentarlo en voz alta después de releerlo.
Más allá de si un ejercicio de cálculo o de lenguaje se haya hecho perfecto, valoramos la autonomía que van adquiriendo a la hora de realizarlos, la mejora en la comprensión, atención y, sobretodo, la amplia sonrisa con la que se despiden al terminar la sesión. Porque es difícil asumir y afrontar la pérdida de capacidades que conlleva un deterioro cognitivo. Hay que resaltar las fortalezas y trabajar con las áreas preservadas para superar las barreras que van surgiendo.
Tratamos de proporcionar información y formación a los familiares y cuidadores, pues es una ardua labor la que realizan. Con estrategias adecuadas pueden ir afrontando y manejando las situaciones que van apareciendo en el día a día, mejorando, así, la calidad de vida de ambos.
Nuestra labor es transmitir la importancia de realizar estimulación cognitiva entre la población. Poco a poco, vamos difundiendo nuestro trabajo y se va conociendo el significado de cognición. Tan desconocido pese a que es el motor de lo que somos, las capacidades de nuestro cerebro.
Esther Prieto
Trabajadora social
Cognitiva Unidad de Memoria Chamartín
Nº colegiada 8509-M