Hablamos con Inés Manero, gerente y propietaria de la primera residencia de mayores en España que funciona bajo el llamado ‘modelo nórdico’, y con Mar Soler, su directora técnica y terapeuta ocupacional, para conocer mejor este centro pionero que destaca por la flexibilidad.
¿En qué consiste el ‘modelo nórdico’ de residencias de mayores que han implementado en Residència Barcelona Unitats de Convivència?
Es un modelo que se utiliza en el norte de Europa y que, a diferencia del tradicional que tenemos en España, una residencia grande con muchos ancianos viviendo juntos, estructura la residencia en diferentes apartamentos en los que pequeños grupos de ancianos tienen todos los servicios.
¿Y en el caso concreto de la Residència Barcelona Unitats de Convivència?
Son entre 8 y 19 personas, en nuestro caso. Grupos que viven en ese piso, cada persona con su propia habitación con baño propio y luego servicios comunes: sala de estar, cocina, terraza, etc., que es comunitario para el grupo.
Además, hay zonas comunes, como una sala de estar, un pequeño bar por si vienen las familias, un gimnasio, sala de actos, peluquería, podólogo… Son servicios comunes a todos los usuarios de la residencia, aunque ocupen diferentes pisos.
Es como un piso de 8 habitaciones con baño propio.
Sí. Y todos conviven dentro de cada ‘piso’; un grupo pequeño que tiene todo lo que necesita, ya que también comen allí, tienen televisión, pueden comer en la terraza, tienen flexibilidad horaria para comer, etc. La idea es que se parezca más a un hogar, a un piso, que es de donde proceden. Hemos intentado huir del mobiliario institucional y hemos tirado más a muebles parecidos a los que tienes en casa para que se sientan más en una casa que en una institución.
Los usuarios pueden llevar su propio mobiliario, además. Pero ¿cómo hacen compatibles estos muebles ‘normales’ con las necesidades que seguramente tendrán algunos usuarios? Por ejemplo, camas articuladas o mobiliario adaptado.
Las camas sí son articuladas y compradas a proveedores de mobiliario geriátrico, no las que se utilizan en casa. Pero el resto de muebles sí, y proceden de hostelería o de tiendas de muebles ‘normales’.
Muchas residencias de mayores están empezando a reestructurar sus centros con Unidades de Convivencia. ¿Cuál sería la diferencia entre el modelo de Unidades de Convivencia y el modelo nórdico de vuestra residencia?
A veces hablamos de unidades de convivencia porque tienen una sala limitada a un grupo de personas, pero no son espacios cerrados, como un piso, donde tienen todos los servicios sin salir de esa casa, incluyendo la comida. En el modelo nórdico se tiene todo en esa ‘unidad’, son como pequeñas residencias en un mismo complejo. Y con las ventajas de las zonas comunes que suelen tener las residencias grandes, en nuestro caso.
El modelo que propone la Residència Barcelona permite que los usuarios convivan con sus mascotas y que no haya restricciones horarias a las visitas. Dentro de esta mayor autonomía, ¿los usuarios de una ‘unidad’ o piso van a relacionarse solo con los otros residentes de este lugar o con los de otras unidades? Y, respecto a los empleados, ¿se ciñen también a una única unidad o trabajan en varias?
Los usuarios de cada unidad se relacionan con las que conviven, pero, si son muy sociales, pueden relacionarse con otros usuarios con los que coincidan en las zonas comunes y estar con ellos si quieren, faltaría más. Depende de lo sociable que sea la persona, algunas no quieren salir de su unidad ni relacionarse con más gente. En el caso de personas con demencia suele ser bueno que se relacionen en grupos pequeños para que tengan siempre a su alrededor a las mismas caras.
Respecto al personal, y como estamos empezando, de momento lo hacemos sobre la marcha porque solo tenemos dos unidades abiertas, ya que inauguramos el centro en septiembre. Tenemos gerocultores durante todo el día, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, enfermeros, doctora, etc. A medida que vayamos abriendo unidades, veremos cómo estructurarlo, ya que algunos solo podrán estar en una unidad y otros podrán pasar de otra, que en realidad es pasar a la puerta de al lado.
Esta apertura es la segunda residencia de mayores en Cataluña que regentan.
Empezamos con una residencia en Horta, abierta en 1993, hace casi 30 años. Es un modelo tradicional, de 130 plazas. Aunque ahora, con la pandemia, está funcionando en grupos de convivencia para que no se mezclen todos los usuarios.
Aunque sea tradicional, también aceptamos mascotas, es de puertas abiertas, pueden tener también su propia decoración y mobiliario, etc. Siempre hemos intentado que sea más cambiar de domicilio que otra cosa. Hay que intentar ser flexibles, aunque ahora, con la pandemia, es un poco más difícil. Esperamos poder reanudar la vida que llevábamos antes.
A veces, las residencias son un poco cuarteleras, y nosotros intentamos que haya más flexibilidad: que puedan comer cuando quieran, que se acuesten a la hora que quieran, que se puedan tomar un yogur o hacerse una infusión si están viendo la tele, etc.