Doña María García Montero dedicó su vida a ayudar a los mayores con necesidades que vivían en su mismo barrio. Hoy, da nombre a una Fundación que continúa su legado en Sevilla y más allá, donde un equipo cada vez más extenso de profesionales continúa llevando a cabo un modelo asistencial centrado en la persona pero a la manera tradicional: de tú a tú, como si cada cuidador tuviera delante a su propia abuela.
¿Qué es Fundomar?
La Fundación Doña María nace hace 18 años con un legado que deja Doña María García Montero, una vecina del barrio de Heliópolis, en Sevilla. Su objetivo es ayudar a las personas mayores del barrio que tienen menos recursos o están solas.
¿Cuáles fueron los primeros pasos de la Fundación?
Con ese legado de Doña María se adquiere una vivienda tutelada, que es donde se fragua el inicio de la Fundación. Acogió a 10 personas y, a lo largo de los años, los hijos de Doña María montaron los cimientos de la Fundación, que primero fue asociación. Se empezó a trabajar con profesionales, y después se adquirió el primer centro de mayores. Ahí se montó ya la Fundación, constituida en un chalé del barrio, que es donde Doña María pasó sus últimos días. También se empezaron talleres multifuncionales, de memoria, de gestión del estrés, de movilidad…
¿Qué se buscaba en aquel entonces?
La idea era buscar una respuesta a necesidades más específicas, también colaborando con otras entidades, con el Ayuntamiento o con la Junta de Andalucía. Siete años después, llegó el proyecto más grande hasta la fecha: la construcción de un centro de mayores que pudiera ser un referente en Andalucía por la forma de atender a las personas y por la formación de los profesionales. Es el más grande que tenemos, con 217 plazas. Fue un sueño. Años después fue calificado como Mejor Centro de Mayores de Andalucía. La Fundación trasladó allí su sede, y allí empezamos con formación y con nuevos proyectos para dar respuesta ya no solo al barrio de Heliópolis, sino a todas las zonas de Sevilla, atendiendo a más de 700 personas mayores.
¿Quién fue Doña María?
Doña María era una señora del barrio que se dedicaba a otras personas del barrio. No tenía un empleo, dedicaba todo su tiempo a los demás. Era muy querida y carismática, hay mucha gente que la recuerda todavía.
¿Era un barrio humilde?
Era otra época. Ayudaba a viudas que no habían trabajado y que no tenían hijos. Muchas eran viudas de la Guerra Civil, por ejemplo.
El origen de la ayuda se remonta a décadas, entonces.
Sí. Lo que hizo la Fundación fue darle forma a lo que ella había estado haciendo durante años.
¿Cuántos centros tiene Fundomar ahora mismo?
Tenemos tres residencias para mayores, con centros de día integrados. Uno es en propiedad, otro es una concesión administrativa y el tercero es un alquiler a largo plazo. Todos están en Sevilla, aunque uno de ellos está en Bormujos, una localidad a las afueras de la ciudad.
¿Plantea Fundomar extenderse por Andalucía o por otras Comunidades?
Sí. Recientemente nos han adjudicado un suelo en El Puerto de Santa María, donde vamos a construir un centro de mayores.
¿Cómo se financia Fundomar?
Es curioso y diferente a lo que suele haber en España. Lo habitual es beneficiarse de socios, donantes o legados, pero nosotros tenemos un modelo americano o canadiense: se intentan crear negocios, en este caso los centros de mayores, para poder nutrirse. Al ser fundación, eso sí, todo se reinvierte posteriormente en la obra social, en los talleres, etc. Aunque también recibimos donaciones, pero no son el grueso.
¿Cuántos empleados tiene la Fundación?
Directamente 10, pero con los que tiene cada centro de mayores estaremos cerca de los 200, entre directos e indirectos.
¿Cree que los profesionales sociosanitarios están bien formados en España?
Yo no soy técnico sanitario, pero creo que en España estas profesiones están bien orientadas genéricamente, pero cuando llegan a un centro de mayores y se enfrentan a una realidad completamente diferente a lo que han visto en la carrera... Además, una persona mayor es diferente a un adulto medio; sucede como con los niños. De ahí que la medicina tenga geriatría o pediatría, son personas que necesitan atención especializada. Cada vez hay más másteres que se orientan a ello, pero carecen de prácticas y del factor humano.
Nosotros intentamos que en nuestros cursos de especialización para profesionales que se quieren dedicar a los mayores, la parte teórica sea consistente, pero que no sea el grueso de la formación. El otro 50 % lo integramos en nuestros centros o en los de alguna entidad colaboradora para que los alumnos estén en contacto con los usuarios. A partir de ahí, todo lo que se trabaja no se hace con muñecos, sino con personas con nombres y apellidos.
¿La formación que imparte Fundomar es exclusiva para sus empleados o también para profesionales de fuera?
También para gente de fuera. Impartimos talleres en cápsulas, formaciones cortas de entre 8 y 16 horas sobre aspectos muy detallados y con profesionales de la Fundación y del sector. Están abiertos a todo el mundo. También tenemos cursos de especialización para acreditar a auxiliares de atención a domicilio, que duran entre uno y tres meses.
¿Tiene coste la formación?
Sí, pero es reducido porque somos una entidad social. Los costes nos ayudan a sufragar los gastos de los profesionales. Un curso de un mes y medio ronda los 100 euros.
¿Y los talleres para las personas mayores? ¿En qué consisten?
Cambian mucho porque intentamos, con la ayuda de profesionales médicos, psicólogos y trabajadores sociales, encontrar nuevas actividades que necesiten los mayores. Tenemos desde talleres de memoria hasta talleres de musicoterapia, terapia de los sentidos, representaciones artísticas para expresión corporal, mindfulness, yoga…
¿Qué enfoque asistencial se aplica en los centros de la Fundación Doña María?
Tenemos un enfoque centrado en la persona, pero tratamos de huir de los cánones porque no somos una multinacional o una empresa con muchos centros. Para nosotros es muy importante el trato humano. No formamos en técnicas a nuestros profesionales porque eso ya lo tienen, sino en empatía y trato humano bien orientados, porque no se trata de compadecerse, sino de ponerse en la piel de la persona para que sientan que todo lo que hacen con ellos es como si se lo estuvieran haciendo a su abuelo o a su familiar.
¿Por dónde pasa el futuro de la Fundación Doña María?
Dentro de poco vamos a llevar a cabo un proyecto de asistencia a personas mayores en su domicilio. Se enfoca a gente que, debido a su pensión o a cargas familiares, no pueden disponer de alimentación, ropa o necesidades básicas. Será un proyecto de microfinanciación para que cualquier persona pueda ayudar mensualmente a estas personas.