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Entrevista con el presidente del Comité de Ética de DomusVi

Francesc Torralba: “El cuidado es un arte que se mueve en el plano equidistante entre la indiferencia y la injerencia”

Francesc Torralba.
Francesc Torralba.
martes 18 de febrero de 2020, 09:00h

Es uno de los mayores y mejores filósofos del panorama actual: catedrático de Ética en la Universidad Ramón Llull, académico de la Real Academia Europea de Doctores, director de varias revistas, miembro de comités de ética de empresas, instituciones y organismos… Hablamos con él de ética en los cuidados con motivo de una jornada organizada por DomusVi.

¿En qué consiste ‘cuidar con ética’ a una persona?

Cuidar éticamente significa, en primer lugar, respetar en todo momento los derechos inherentes de la persona vulnerable, atender a sus necesidades y acompañarla en su proyecto de vida.

Eso exige, necesariamente, sensibilidad, tacto, competencia científica y técnica y, especialmente, un trato personalizado que solo es posible si uno empatiza con la situación real de su destinatario. El cuidado es un arte que se mueve en el plano equidistante entre la indiferencia y la injerencia.

¿Cuáles son los factores esenciales para cuidar de esta forma a las personas?

Es fundamental recordar, en todo momento, que la persona cuidada no es un objeto, ni una cosa, sino un sujeto de derechos, un ser complejo dotado de múltiples dimensiones. Para cuidarle de un modo integral, resulta básico prestar atención a sus cuatro dimensiones fundamentales: la física, la psíquica, la social y la corporal. Eso exige un abordaje interdisciplinar, que sume distintas perspectivas disciplinares y que esté centrado en la persona, lo que significa que la persona cuidada tiene que constituir el centro de gravedad de toda la lógica institucional y del empeño profesional.

¿Qué pueden hacer las empresas y los profesionales para fomentar los cuidados basados en la ética?

La formación resulta imprescindible. La competencia ética no se adquiere de un modo mágico. Requiere dedicación y esfuerzo. Es necesario transmitir los principios fundamentales de la ética del cuidar, desarrollar las virtudes del profesional que cuida y ayudarle en el proceso de toma de decisiones del cuidado. Ello no es fácil.

Existen situaciones muy complejas, donde intervienen muchos actores y variables en juego. La formación en ética está ya muy presente en algunos Grados académicos, pero es imprescindible garantizarla en todas las profesiones de ayuda.

¿Cree que en España se cuida con ética a las personas?

Es difícil responder a una pregunta tan general. Existen instituciones muy atentas y preocupadas que ofrecen un cuidado integral y adecuado a las personas vulnerables que atienden. Los protocolos no bastan, pues hay situaciones que exigen trascender los protocolos y adaptarse a la situación singular de cada destinatario.

La conciencia ética crece, y prueba de ello es la multiplicación de órganos de deliberación, como los comités de ética asistencial que velan para responder a situaciones complejas y para transmitir una cultura ética en el interior de las organizaciones de cuidado.

Aun así, existen situaciones, especialmente en el ámbito domiciliario, que deben mejorarse significativamente. Tenemos que garantizar una cultura del buen trato de carácter universal.

¿Qué países lo están haciendo bien?

Los países escandinavos disponen de un modelo de atención social a los grupos más vulnerables de la sociedad que resulta muy inspirador y ello está íntimamente relacionado con los recursos económicos que dedican a ello y, también, con la calidad de los profesionales que los dispensan.

Estamos hablando mucho de Ética, pero, como catedrático, ¿cómo definiría exactamente lo que es?

Existen múltiples definiciones. Dos me parecen especialmente claras. Primero, la ética se puede definir como filosofía práctica, es decir, como reflexión crítica y sistemática de la acción que hacemos a la luz de unos determinados criterios. Esta reflexión es imprescindible para evaluar lo que hacemos bien como profesionales, pero también para corregir lo que no hacemos de un modo correcto.

A su vez, la ética se puede conceptualizar como la crítica de la moral, es decir, de los hábitos y costumbres colectivos que desarrollamos en un espacio y un tiempo. Existen hábitos y costumbres, especialmente en relación con las personas mayores, que debemos mejorar significativamente.

¿Se aprende la Ética o es innata a cada ser humano?

Existe una disposición natural en el ser humano, una tendencia en él a buscar el bien. Sin embargo, no siempre es capaz de dilucidar lo que es mejor para él y para sus allegados. Exige, por lo tanto, formación, diálogo, autocrítica, información y, sobre todo, escucha atenta del otro, para poder discernir qué es lo más adecuado en cada momento.

El Gobierno prepara una ley para despenalizar la eutanasia. ¿Se podría considerar un método ético para acabar con el sufrimiento de las personas?

Paliar el sufrimiento de un ser humano constituye un imperativo ético fundamental. Está vinculado al concepto de compasión. Responder a su llamada y no pasar de largo es el fundamento de la ética, pues la ética es, en esencia, responsabilidad.

El sufrimiento del ser humano es múltiple: físico, psíquico, social y espiritual. Solo un abordaje integral de las distintas formas de sufrimiento puede ser eficaz para su resolución, pero ello exige un cuidado paliativo integral y universal, es decir, abierto a todos los ciudadanos. Estamos muy lejos de esta realidad. Muchos ciudadanos mueren solos, otros lo hacen sufriendo innecesariamente.

Frente a esta situación, la respuesta ética no consiste en causar la muerte, sino en aliviar las distintas formas de sufrimiento que pueda padecer un ciudadano, aun en el caso que tal empeño conlleve una reducción de su tiempo vital.
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