Cuando era pequeña me gustaban los superhéroes, con capa y poderes especiales que ayudaban a salvar al mundo de sus amenazas. Ahora me gustan otros superhéroes, anónimos y sin capa, pero con unos poderes extraordinarios. Poseen el poder de la compasión, de la protección, de la solidaridad, de la escucha, del apoyo a los más vulnerables.
En esta pandemia hemos tenido superhéroes a los que no se ha aplaudido y a veces ni mencionado, por eso quiero hacer un pequeño reconociendo a esas personas que han ido más allá de su día a día y han vencido sus miedos, los tienen como todo ser humano, para cuidar de otros.
Ha habido valientes que han decidido ir a apoyar en los lugares más complicados, personas que han cogido la mano de moribundos o que han ido a residencias de mayores a atender a los enfermos por COVID-19, tratando de poner su lado más compasivo y escuchar, hablar con las personas aisladas en la habitación, asear, ayudar a comer, compartir el miedo y el llanto.
No había glamour en esta misión, no se ha hecho un reconocimiento público, no hemos aplaudido a ninguno.
¿Acaso no son héroes todos ellos, médicos, enfermeros, auxiliares, voluntarios, etc. que además de su trabajo diario han sacado tiempo, fuerzas y compasión para acercarse al sufriente?
Esos son mis superhéroes, anónimos y sin capa que me demuestran lo que ya decía Víctor Frankl “aún en la más terrible de las circunstancias el hombre siempre puede elegir”.
Gracias a todos por ayudarme a creer en la bondad infinita del ser humano, demostráis con cada gesto que otra sociedad es posible.
Salomé Martín García
Directora de Desarrollo Técnico de EULEN Servicios Sociosanitarios