Entre el 30 y el 40 % de los casos de delirium se podrían evitar aplicando medidas no farmacológicas, pero un tercio de los mayores de 70 años hospitalizados sufren delirium. La SEGG busca fórmulas para evitarlo.
¿Qué es el delirium? Esta es la primera pregunta que debemos responder: el delirium es un estado de confusión que aparece de forma repentina en personas hospitalizadas, y se caracteriza por un estado de agitación, alucinaciones e hiperactividad, aunque también en su forma contraria, como estado comatoso o de extrema somnolencia.
Existen varias posibles causas del delirium, siendo las más frecuentes una neumonía, un infarto o incluso un episodio de deshidratación o una simple infección. Sin embargo, puede llegar a afectar hasta a un tercio de los pacientes mayores de 70 años que requieren ser hospitalizados por cualquier causa. La cifra se eleva a la mitad de quienes necesitan someterse a una cirugía.
El problema del diagnóstico del delirium
La comunidad científica debate sobre la naturaleza del delirium: mientras algunos expertos lo consideran algo normal, para otros es una urgencia médica infradiagnosticada. De hecho, subrayan que los pacientes con delirium tienen el doble de riesgo de mortalidad que aquellos que no lo padecen. Y se ha evidenciado que el delirium aumenta el riesgo de demencia, de sufrir dependencia al recibir el alta hospitalaria e incluso de terminar siendo internado en una residencia de mayores, dadas las complicaciones para el día a día y la pérdida de autonomía.
En otro orden de cosas, se calcula que el delirium incrementa en hasta 500 euros el coste sanitario que implica atender a estos pacientes, en comparación con el coste de atender de las mismas patologías a quienes no sufren delirium.
Cómo prevenir el delirium
Desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) recuerdan que el delirium se puede prevenir en el 30 o 40 % de los casos aplicando únicamente medidas no farmacológicas. Entre ellas cita una iluminación adecuada de la estancia, garantizar el descanso nocturno del paciente, asegurar una adecuada hidratación, recordar a menudo el día y la hora en que se encuentran (ya que durante una hospitalización se pierden las referencias) o asegurarse de que se utilizan gafas y audífonos si así lo requiere la persona. “Son actuaciones efectivas para reducir la incidencia de delirium y, por ello, insistimos en implementarlas en los hospitales sin demora”, explican fuentes de la SEGG.
El 15 de marzo es el Día Mundial del Delirium, una jornada que sirve para concienciar a la población y a los profesionales sanitarios y sociosanitarios sobre la importancia de no minusvalorar este problema de salud que impacta de forma negativa en la calidad de vida y el proceso de recuperación de las personas.