Un año ha transcurrido desde que la DANA devastó varias regiones de España, especialmente en la provincia de Valencia, dejando un rastro de destrucción y aislamiento. De las 229 personas que perdieron la vida, 104 eran mayores de 70 años, un dato que resalta la vulnerabilidad de este grupo ante emergencias y desastres naturales. Actualmente, muchas de estas personas aún no han podido recuperar sus vidas: sus viviendas continúan dañadas, los ascensores permanecen inoperativos, los centros están cerrados y enfrentan dificultades para acceder a ayudas o créditos bancarios debido a su edad.
La realidad en España es preocupante; cada vez más personas mayores viven solas, tienen movilidad reducida o residen en áreas rurales, lo que agrava su situación ante cualquier crisis. En el último año, el país ha sido testigo de fenómenos climáticos extremos que han puesto a prueba su capacidad de respuesta. Aunque se han dado pasos significativos, como el anuncio del Pacto de Estado frente a la Emergencia Climática, aún faltan herramientas esenciales. Entre ellas destaca la necesidad de un protocolo específico para personas mayores en situaciones de emergencia. Además, estamos lejos de contar con políticas públicas que integren una verdadera perspectiva del ciclo de vida y garanticen la protección de todos, sin importar su edad.
Compromiso con los derechos humanos
Desde HelpAge International España se trabaja para que las políticas de prevención, respuesta y reconstrucción incluyan un enfoque efectivo del ciclo vital. Esto asegura que las personas mayores puedan ejercer plenamente sus derechos en cualquier circunstancia y se conviertan en agentes activos del cambio. Todos tienen derecho a:
- Vivir en entornos seguros y adaptados.
- Recibir información accesible y comprensible.
- Participar en las decisiones que afectan sus vidas.
- Ser evacuados y atendidos con dignidad.
- Recuperar sus hogares y comunidades con apoyo adecuado.
Esta semana no solo nos invita a recordar lo ocurrido, sino también a reafirmar nuestro compromiso con la justicia climática y los derechos humanos. Las personas mayores no pueden seguir siendo invisibles en los planes de emergencia; protegerlas es una cuestión de justicia, no de caridad.
Desafíos futuros tras la DANA
Aunque la DANA fue una catástrofe puntual, su impacto deja lecciones urgentes sobre el futuro que enfrentamos. España es uno de los países más envejecidos del mundo y también uno de los más expuestos al cambio climático. Las olas de calor extremas, sequías prolongadas y lluvias torrenciales afectan desproporcionadamente a las personas mayores, especialmente aquellas que viven solas o en áreas rurales con infraestructuras deficientes.
A esto se suma la debilidad de las redes comunitarias y la escasez de servicios cercanos, lo cual impide que muchas personas mayores reciban información a tiempo o accedan a puntos seguros durante emergencias. Las barreras digitales también complican la situación, excluyendo a miles de personas de los canales comunes de alerta y comunicación.
Por esta razón, es fundamental construir resiliencia climática desde un enfoque inclusivo y basado en derechos humanos. Es esencial reconocer la diversidad entre las personas mayores y su capacidad para contribuir activamente a las soluciones. No se trata solo de protegerlas; es necesario incluirlas como agentes del cambio aprovechando su experiencia y memoria comunitaria para fortalecer la respuesta colectiva ante crisis.
Peticiones para un futuro más seguro
En HelpAge International España sostenemos que envejecer no debería implicar mayor vulnerabilidad. Por ello solicitamos:
- Incorporar protocolos específicos para personas mayores en los planes de emergencia.
- Asegurar que las administraciones locales cuenten con formación y recursos para identificar y apoyar a quienes viven solos o en zonas difíciles.
- Garantizar que la información sobre riesgos climáticos sea accesible y clara para todas las edades.
- Tener en cuenta criterios de accesibilidad en la reconstrucción postdesastre.
Las emergencias climáticas son una realidad cada vez más frecuente. Aprender lecciones tanto de la DANA como otras emergencias graves (como los recientes incendios) y actuar en consecuencia no es opcional; es una obligación ética y política. Una sociedad verdaderamente resiliente es aquella que protege a todas las generaciones.
Fuente: El País.
Preguntas sobre la noticia
¿Cuál fue el impacto de la DANA en las personas mayores?
La DANA que azotó diversas regiones de España dejó un saldo de 229 personas fallecidas, de las cuales 104 eran mayores de 70 años. Esto evidencia que las personas mayores enfrentan una mayor vulnerabilidad ante emergencias y desastres naturales.
¿Qué dificultades siguen enfrentando las personas mayores un año después de la DANA?
A un año del desastre, muchas personas mayores aún no han podido recuperar plenamente sus vidas. Enfrentan viviendas dañadas, ascensores inoperativos, centros cerrados y dificultades para acceder a ayudas o créditos bancarios debido a su edad.
¿Qué medidas se están pidiendo para proteger a las personas mayores en futuras emergencias?
Se solicita incorporar un protocolo específico para personas mayores en los planes de emergencia, garantizar formación y recursos para administraciones locales, asegurar que la información climática sea accesible y considerar criterios de accesibilidad en la reconstrucción postdesastre.
¿Por qué es importante incluir a las personas mayores en los planes de emergencia?
Es fundamental porque las emergencias climáticas afectan desproporcionadamente a las personas mayores. Incluirlas como agentes de cambio y reconocer su capacidad para contribuir fortalece la respuesta colectiva ante crisis.
¿Qué derechos deben garantizarse a las personas mayores durante emergencias?
Las personas mayores tienen derecho a vivir en entornos seguros, recibir información accesible, participar en decisiones que afectan sus vidas, ser evacuadas con dignidad y recibir apoyo adecuado para recuperar sus hogares y comunidades.
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