En un escenario de envejecimiento demográfico creciente, las ciudades y comunidades deben adaptarse a las necesidades de las personas mayores para garantizar una vejez activa, saludable y con calidad de vida. La red de Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores, promovida por la Organización Mundial de la Salud y coordinada en España por el Imserso.
Plantea ocho ámbitos estratégicos que vinculan el entorno urbano, la accesibilidad, la participación social y la salud. Este enfoque se revela como un elemento clave para promover la longevidad de las personas mayores en entornos urbanos y rurales.
Ciudades amigables y longevidad urbana
Definición y alcance del modelo de ciudad amigable
Las “ciudades y comunidades amigables con las personas mayores” son aquellas que promueven el envejecimiento activo y saludable mediante entornos accesibles, inclusión social y servicios adecuados. Organización Panamericana de la Salud+2Ciudades Amigables+2 Este modelo adquiere especial relevancia en un contexto de mayor longevidad: cuanto mejor esté adaptado el entorno, mayor será el bienestar y el capital funcional de las personas mayores.
Relevancia demográfica y social
En España, la proporción de población mayor de 65 años sigue aumentando. Adaptar las ciudades a este perfil poblacional es una estrategia para reducir la brecha entre vivir más años y vivirlos con buena calidad. Una ciudad amigable favorece la independencia, la movilidad y la participación social, lo que repercute en una mejor salud global y un menor grado de dependencia.
Ocho ámbitos estratégicos para la inclusión de mayores
Transporte y accesibilidad urbana
Las ciudades que incorporan transporte público adaptado, aceras amplias, mobiliario urbano ergonómico y señalización visible permiten que las personas mayores se desplacen con seguridad. Esta accesibilidad favorece la autonomía y reduce los riesgos de aislamiento.
Aplicación práctica
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Vehículos de transporte colectivo con plataformas bajas.
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Redes de carriles bici y peatón con prioridad para mayores.
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Iluminación adecuada en barrios y zonas residenciales.
Espacios exteriores y vivienda adecuada
El diseño urbano debe contemplar zonas verdes accesibles, plazas de encuentro y viviendas adaptadas. El entorno construido representa un factor de protección clave para la salud física y mental de las personas mayores.
Factores clave para la vivienda
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Baños adaptados y sin barreras.
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Altura de plantas sin ascensor.
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Entornos comunitarios con espacios de socialización.
Participación social y civismo
Fomentar la participación activa de las mayores en la vida comunitaria, su presencia en foros de decisión y su vínculo con generaciones más jóvenes fortalece su sentido de pertenencia y contribuye a la salud psicosocial.
Comunicación e información
Una ciudad amigable facilita el acceso a la información adaptada (tipografía grande, contraste de colores, sencillez de textos) y a las tecnologías para que las personas mayores puedan comunicarse, informarse y mantenerse conectadas.
Salud y servicios sociales
El acceso a servicios de salud próximos, programas de atención domiciliaria, ejercicio adaptado y prevención específica son pilares de un entorno que favorece la longevidad funcional.
Respeto social y inclusión
Combatir el age-ismo, promover el respeto hacia las personas mayores y garantizar su inclusión en todos los ámbitos sociales y culturales es un componente fundamental para construir comunidad.
Vivienda, entorno y servicios adaptados
La vivienda y los servicios asociados (centros de día, transporte, comercio accesible) deben estar diseñados para facilitar la vida de las personas mayores y reducir la dependencia.
Enfoque multigeneracional
Incentivar la convivencia y el intercambio entre personas de distintas edades crea redes de apoyo, mejora la sensación de seguridad y dinamiza los espacios públicos.
Tabla resumen de ámbitos y beneficios
| Ámbito estratégico |
Acción concreta |
Beneficio para las personas mayores |
Impacto en longevidad funcional |
| Transporte y accesibilidad |
Red de transporte accesible y aceras adaptadas |
Mayor independencia y movilidad |
Menor sedentarismo, más actividad |
| Vivienda y entorno |
Viviendas adaptadas y barrios accesibles |
Disminución de barreras arquitectónicas |
Menos riesgo de caída, mayor autonomía |
| Participación social |
Programas intergeneracionales y actividades |
Mejora del bienestar emocional |
Mayor activación cognitiva y social |
| Salud y servicios |
Atención preventiva y adaptada al envejecimiento |
Mejora de la salud general |
Reducción de hospitalizaciones y deterioro |
Retos y perspectivas para la implementación
Desigualdad territorial y recursos municipales
La integración del modelo “ciudad amigable” no es homogénea en todos los municipios. Algunas ciudades cuentan con planes avanzados, mientras que otras deben superar deficiencias en recursos, personal y planificación estratégica.
Financiamiento sostenible y coordinación intersectorial
Transformar una ciudad en amigable para las personas mayores exige inversión en infraestructura, formación profesional y servicios comunitarios. Esto requiere coordinación entre los ámbitos de urbanismo, transporte, salud, servicios sociales y participación ciudadana.
Evaluación y seguimiento del impacto
Implementar indicadores específicos de amigabilidad permite evaluar los avances y ajustar las políticas. Este enfoque basado en datos resulta esencial para consolidar un entorno realmente facilitador del envejecimiento activo y saludable.
Resumen
Convertir ciudades y comunidades en entornos amigables para las personas mayores es una estrategia clave en la era de la longevidad. Los ocho ámbitos de actuación —transporte, vivienda, participación, comunicación, salud, respeto social, entorno adaptado y enfoque multigeneracional— configuran un marco que favorece la autonomía, la integración social y la salud funcional de las personas mayores. A través de iniciativas como la Red de Ciudades y Comunidades Amigables, coordinada por el Imserso y alineada con la OMS, el diseño urbano y los servicios públicos pueden transformarse para responder a las necesidades de una población que envejece. Impulsar este modelo exige voluntad política, recursos municipales y participación activa de las mayores, pero sus beneficios en términos de calidad de vida, cohesión social y sostenibilidad lo convierten en una inversión estratégica para el presente y el futuro.
Referencias
https://ciudadesamigables.imserso.es/agenda/agenda-dia?p_p_id=com_grupoica_publicador_PublicadorPortlet_INSTANCE_mI0GzRNMbouj&p_p_lifecycle=0&p_p_state=normal&p_p_mode=view&_com_grupoica_publicador_PublicadorPortlet_INSTANCE_mI0GzRNMbouj_fechainicioevento=14-11-2025#evento_id_10496689