Las residencias privadas y viviendas comunitarias de Álava (Araba) encaran un cambio de etapa tras alcanzarse un acuerdo que permitirá aprobar el primer convenio colectivo provincial del sector. El preacuerdo llega después de seis años de conflicto y decenas de jornadas de huelga, y se presenta como una pieza estratégica para estabilizar plantillas, mejorar condiciones y reforzar la sostenibilidad del cuidado de larga duración en un territorio donde la ausencia de convenio provincial había alimentado desigualdades y tensión laboral.
Qué se ha acordado y por qué es relevante
El acuerdo marca un punto de inflexión en el mercado laboral de las residencias de mayores en Álava. Por primera vez, el sector contará con un marco provincial que unifica reglas y fija un suelo común de derechos, con impacto directo en la atracción y retención de profesionales sociosanitarios.
Primer convenio provincial del sector en Álava
La principal novedad es estructural: hasta ahora, la falta de convenio provincial dejaba al sector más expuesto a disparidades entre centros y a una negociación fragmentada. El nuevo marco pretende aportar estabilidad, previsibilidad y capacidad de planificación, especialmente en categorías esenciales como gerocultoras, auxiliares y personal de atención directa.
Vigencia 2025-2028
El texto pactado se plantea con un horizonte de cuatro años, un elemento relevante en un sector donde los cambios organizativos (plantillas, turnos, formación) requieren tiempo para consolidarse sin comprometer la continuidad asistencial.
Claves laborales del preacuerdo
En términos laborales, el pacto se centra en dos ejes típicos de negociación colectiva en residencias: salarios y jornada, incorporando además medidas organizativas y de mejora del entorno de trabajo.
Subidas salariales y referencia de 1.500 euros
El acuerdo incluye incrementos salariales acumulados que, según lo trasladado por las informaciones publicadas, buscan situar el salario mensual en torno a 1.500 euros al final del periodo de vigencia para puestos de referencia del cuidado directo. Este punto es central por su efecto sobre la profesionalización: salarios más competitivos suelen correlacionarse con menor rotación y mayor continuidad del cuidado.
Impacto en la calidad asistencial
En residencias, la calidad no depende solo de protocolos: también de la estabilidad del equipo. Mejorar retribuciones puede traducirse en menos vacantes, menos sobrecarga y más tiempo efectivo de atención.
Reducción de jornada anual
Otra medida destacada es la reducción de horas de jornada anual a lo largo de la vigencia. En un sector con alta exigencia física y emocional, recortar jornada puede reducir fatiga, bajas y absentismo, además de mejorar la conciliación.
Organización del trabajo y turnicidad
La reducción de jornada obliga a una reorganización responsable: dimensionamiento de plantillas, coberturas y sustituciones. Bien implementada, mejora el clima laboral; mal implementada, puede tensionar equipos.
Otros elementos: descansos y ordenación de condiciones
El acuerdo incorpora aspectos vinculados a descansos, días de libre disposición y elementos de ordenación laboral que, en residencias, impactan directamente en continuidad asistencial, planificación de turnos y prevención del desgaste profesional.
Lo que significa para el sector de residencias de mayores
Este convenio tiene efectos que van más allá de una mejora laboral puntual: afecta a la economía del cuidado, a la gestión de centros y a la relación con la financiación pública cuando existe concierto o plaza pública.
Un paso hacia la profesionalización del cuidado
Las residencias compiten con otros sectores por personal cualificado. La existencia de un convenio provincial con mejoras concretas contribuye a que el empleo sociosanitario sea percibido como una carrera con recorrido, no como un trabajo de alta rotación y baja estabilidad.
Estabilidad para planificar plantillas y formación
Con un marco claro, las entidades pueden planificar formación, itinerarios profesionales y políticas internas de calidad. Esto es relevante para auditorías, inspección, indicadores de calidad asistencial y satisfacción de familias.
Riesgos a vigilar en la implementación
Todo convenio exige una fase crítica: su aterrizaje real en centros. Los riesgos típicos son la aplicación desigual, la tensión por la cobertura de turnos o la falta de coordinación entre mejoras laborales y financiación. La clave es que la mejora de condiciones no se convierta en un ajuste que recaiga sobre la calidad del servicio.
Tabla de lectura rápida: qué cambia con el convenio provincial
| Eje |
Medida |
Qué persigue |
Por qué importa en residencias |
| Salarios |
Incrementos acumulados 2025-2028 |
Hacer el sector más atractivo |
Menos rotación, más continuidad del cuidado |
| Jornada |
Reducción de horas anuales |
Reducir carga y fatiga |
Mejora del clima laboral y prevención de burnout |
| Descansos/turnos |
Ajustes organizativos y descansos |
Ordenar la turnicidad |
Más estabilidad en equipos y planificación asistencial |
| Marco provincial |
Primer convenio sectorial en Álava |
Unificar reglas y derechos |
Menos desigualdad entre centros y más seguridad jurídica |
Resumen
El primer convenio provincial para residencias privadas y viviendas comunitarias en supone un hito laboral con impacto directo en la economía del cuidado. Tras seis años de conflicto, el acuerdo introduce subidas salariales, reducción de jornada y un marco común que puede mejorar la estabilidad de las plantillas. El reto inmediato será su implementación: trasladar el papel a la práctica sin deteriorar la continuidad asistencial. Si se ejecuta con rigor, el convenio puede convertirse en una palanca real para dignificar el empleo y, con ello, reforzar la calidad de vida de las personas mayores atendidas.