Hace muchos años Beucham y Childrens establecieron cuatro principios para la ética: uno de ellos es la justicia. No hablamos de la parte legal ni de los juzgados, jueces y fiscales, hablamos de la distribución de recursos, del trato igualitario, de la participación en la sociedad y de ser un ciudadano de pleno derecho.
Han existido varias teorías sobre la justicia y en las próximas décadas seguramente será un importante tema de debate.
Pongamos como ejemplo el sistema sanitario, vamos hacia una sanidad cada vez más especializada, con tecnología costosa, medicación personalizada y precios astronómicos, y por ello, se puede plantear la dificultad de seguir con sanidad para todos/as y pagada solo con los impuestos actuales o modificar el sistema actual y crear una sanidad donde unos servicios básicos estén cubiertos para todos y el resto serán sufragados por cada uno de nosotros.
Algunas reflexiones sobre este tema:
En este momento, lo cierto es que en algunas culturas, la edad está decidiendo cosas como:
El acceso a tratamientos, o la posibilidad de diálisis o de uso de Unidades especiales o de cirugías costosas, un ejemplo, países como Reino Unido.
Las personas mayores de 65 años, en ocasiones, no tienen posibilidad de participar en ensayos con fármacos, cuando en multitud de casos son los consumidores finales de muchos de ellos.
¿En cuántas situaciones, los hijos/as deciden el tratamiento o el ingreso de su padre sin contar con él?, ¿Cuantos médicos informan a los familiares en lugar de a la persona mayor directamente?
¿Cuántos mensajes leemos en prensa, que destacan aspectos negativos del aumento de la esperanza de vida?
Tenemos en este momento una generación de personas mayores muy heterogénea, son las personas que vivieron la guerra civil, que salieron de los pueblos hacia las ciudades o hacia países entonces lejanos, que organizaron la democracia, que reivindicaron los derechos humanos, que se sacrificaron y trabajaron por una vida mejor para sus hijos/as, unos casi no saben leer ni escribir, otros han podido ser universitarios. Algunos de ellos, participan en la Universidad para mayores, asesoran a jóvenes emprendedores y otros han perdido la memoria, unos hacen maratones y otros no pueden caminar.
Lo cierto, es que nos corresponde crear los recursos y medios necesarios para que todos ellos estén incluidos en nuestra sociedad, y cuando digo incluidos, es como cuidados de pleno derecho.
Una sociedad madura es la que apoya a los más vulnerables, y les ayuda a seguir adelante en las mejores condiciones posibles, tratándolos adecuadamente.
Cuando se hacen comentarios sobre el “consumo de medicación de los mayores”, o sobre el futuro negro que tenemos por la necesidad de “mantener” a tantas personas mayores ¿Estamos comportándonos correctamente? ¿Somos justos?
Quizá, y es una sugerencia, hay que replantearse una reforma del sistema sanitario, con menos recursos para casos agudos y más para crónicos, con negociaciones del precio de los fármacos incluso a nivel europeo, con un atención primaria reforzada y potente.
Será necesario sentar a las partes interesadas, que somos todos, para establecer el modo más adecuado de mantener el gran sistema sanitario que hemos desarrollado, por supuesto evitando que una solución plausible, sea limitar el uso de algunos recursos exclusivamente por la edad.
Lo cierto, es que la sociedad actual necesita reflexionar y retomar el respeto a las personas mayores como pioneros, como fuentes de sabiduría, como referentes, es imprescindible en esta sociedad longeva, que ocupen su espacio y tengan un papel protagonista. Lo justo, quizá sería devolver lo que hemos recibido.
Salomé Martín
Directora de Desarrollo Técnico de Eulen Sociosanitarios