La Fundación Cuidados Dignos buscaba acabar con las sujeciones y ha terminado desarrollando un programa completo para reenfocar el cuidado que prestan a los mayores y dependientes los centros a los que acuden o en los que residen. Ahora su único objetivo es seguir mejorando el bienestar y la dignidad de quienes más lo necesitan.
¿A qué se dedica la Fundación Cuidados Dignos?
Nacimos para hacer frente al problema del uso de sujeciones en las residencias para mayores, aunque luego lo ampliamos a hospitales o centros de discapacidad, a formación, etc. Proponemos un modelo de cuidado centrado en la persona, y nuestro objetivo es dignificar el cuidado.
¿La Fundación vigila a los centros o son los centros los que contactan con Cuidados Dignos para poder eliminar sujeciones?
Cuando empezamos, buscábamos sensibilizar a la sociedad con charlas, congresos o jornadas, ya que el problema de las sujeciones no se conocía. Fue complicado, pero ahora, aunque seguimos sensibilizando a la sociedad, ya hay muchos centros que se acercan voluntariamente. Por eso, ahora estamos enfocados a enseñar a los centros a retirar sujeciones y a desarrollar procesos más centrados en la persona, y la labor de sensibilización se centra más en políticos para que dediquen recursos a estos modelos de atención centrada en la persona.
Políticos, pero también gente de a pie no necesariamente relacionada con el sector, ¿verdad?
Seguimos dando charlas en centros, pero también son importantes quienes enseñan a los profesionales del futuro. Y respecto a la opinión pública, echo de menos que en medios de comunicación se hable del problema. Es el colectivo más difícil de alcanzar, y en parte por eso escribí el libro (‘Cuidar, una revolución en el cuidado de las personas’), que incluye historias reales contadas a modo de relato. El hilo conductor es el uso de sujeciones, pero en ocasiones son herramientas diferentes. Se busca contar que, si cuidamos de otra forma, no hace falta la sujeción.
Como parte de esta lucha contra las sujeciones ha creado las normas LIBERA-GER y LIBERA-CARE. ¿En qué consisten exactamente?
La primera que creé fue LIBERA-GER, que era una metodología de trabajo para retirar las sujeciones en los centros para personas mayores. Dentro incluí el ‘Modelo Vida Persona’, que entiendo como un modelo de gestión de los profesionales; creo en un modelo participativo en el que aporten sus ideas, que sea transversal y sin jerarquías, con equipos creativos de alto rendimiento. Se busca la calidad de vida tanto de las personas a las que cuidan como de las personas que cuidan.
Después fui profundizando en las necesidades de cambio y vi que estos problemas son de cultura de país y están en todos los niveles asistenciales. Eso generaba un problema para los centros que retiraban sujeciones o para las familias: igual en la residencia no sujetaban, pero en un hospital sí. A la misma persona, que dependiendo del ámbito en el que se le estaba cuidando tenía o no sujeciones.
El cuidado estaba centrado en la organización y su conocimiento, pero no en la persona. Eso me llevó a hacer un modelo más global que atendiera todos los niveles asistenciales. Lo llamé LIBERA-CARE, referido a cualquier tipo de paciente en cualquier nivel asistencial. Se podría decir que el modelo LIBERA-GER quedó incluido en LIBERA-CARE, que es el modelo con el que estamos trabajando ahora.
Es una metodología que utilizando como indicador la sujeción, lo que consigue es transformar la realidad del centro haciendo que se centre más en la persona. Ahora estamos incluso ampliando la metodología a procesos más allá de la sujeción centrados en la persona.
¿La propuesta de la Fundación Cuidados Dignos es apostar por un modelo de Atención Centrada en la Persona (ACP)?
Si hay sujeciones, no hay Atención Centrada en la Persona. Si preguntas, siempre dirán que prefieren no estar sujetos. El problema es que no les da esa opción, pero para desarrollar el principio de autonomía se debería dar esta opción.
Las sujeciones son un elemento que no quieren las personas, pero las organizaciones las utilizan porque no saben trabajar sin ellas. Lo que tenemos que hacer para retirarlas es desarrollar procesos centrados en la persona que conduzcan a ello. Una cosa está ligada a la otra: no se entiende un centro sin sujeciones si no utiliza un modelo de Atención Centrada en la Persona, y no se entiende un modelo de ACP con sujeciones.
‘Negocios y Gestión de la Dependencia’ se enfoca principalmente a profesionales del sector. Habrá muchas personas que nos están leyendo que no sepan cómo empezar para eliminar sujeciones. ¿Qué puede decirles?
Todo empieza por formarse, y se necesita acompañamiento, aunque hay muchos centros que podrán llevarlo a la práctica por su cuenta. Luego hay que trabajar el día a día: en esta sala o pasillo, ¿cómo voy a superar los problemas cambiando los procesos para dar realmente una Atención Centrada a la Persona?
Yo la entiendo como un concepto casi filosófico, pero puede ser entendido en el contexto no solo de unidades de convivencia, sino en otros diferentes cuyos modelos de trabajo están centrados en la atención a la persona. Es verdad que en unidades de convivencia es más sencillo desarrollarla, pero yo entiendo la ACP como procesos que se pueden realizar en cualquier ámbito de atención.
En cualquiera de las situaciones llegará el tema de la sujeción. Por ello, se puede comenzar por la ACP hasta llegar a la sujeción o al revés, partir de la ACP para cambiar la mentalidad y luego quitar las sujeciones, lo cual no querrá decir que ya tengas una ACP plena, pero será bueno haber empezado por las sujeciones porque es un indicador tan visible, que para retirarlo los centros aprenden nuevos procesos.
Luego es cuestión de seguir dando pasos hasta lograr un modelo ACP. Yo soy partidaria de empezar por las sujeciones porque al modificar los procesos es cuando te das cuenta de lo que es en realidad la ACP.
¿Cree que el sector se está tomando en serio tanto la eliminación de sujeciones como la implantación de la ACP?
Mi impresión es que el tema de las sujeciones se va tomando en serio lentamente, pero cada vez más organizaciones están retirándolas o abriendo centros que directamente no las tienen. En la ACP se está profundizando menos. Hay centros que plantean muchas alternativas a la sujeción, pero eso no significa que estén haciendo ACP. Yo abogo por un modelo que retire la sujeción porque implanta un modelo centrado en la persona y desarrolla procesos centrados en ella. Encontramos centros sin sujeciones que no están profundizando demasiado en la ACP. Creo que estamos más atrasados en ACP que en sujeciones, y esto es mucho decir porque si en sujeciones no estamos lo suficientemente avanzados, imagina en la ACP…
Que un centro no tenga sujeciones es algo muy visible, pero la ACP se ve menos. Es peligroso porque se vende como herramienta de marketing decir que se hace ACP, cuando en realidad no es verdad porque tiene hábitos muy centrados en la organización.