A pesar de su corta edad, 31 años, es uno de los mayores expertos de España en Salud Pública, con experiencia en Estados Unidos. En plena crisis sanitaria por el coronavirus, que se está cebando con las residencias de mayores, ‘NGD’ habla con él para conocer un poco mejor al enemigo y cómo defendernos de él.
El diario ‘El País’ estima en más de 60 los fallecidos por coronavirus en residencias de mayores en España, aunque se desconoce la cifra real. ¿Qué ha podido fallar?
Las residencias son lugares de contagio muy rápido, y además con personas de especial vulnerabilidad. Lo que estamos viendo ahora, esas 50 o 60 personas fallecidas, están reflejando seguramente contagios que hubo hace un mes, ya que el periodo de incubación dura entre 5 y 15 días, por lo que la alerta todavía no estaba alta. Puede que en esos lugares no hubiera las medidas de protección suficientes para prevenir la expansión de casos de forma tan rápida.
Antes de que empezara la crisis, en ‘NGD’ hablamos con un médico para que nos contase si existían protocolos en las residencias de mayores para evitar contagios. Nos contó que es habitual que existan. ¿Han podido fallar, no los tenían todos los centros o no han servido para esta enfermedad en particular?
El Ministerio ya publicó hace tiempo protocolos para el coronavirus en residencias. No sé cómo los tendría cada residencia o si los cumplían, pero esos protocolos están hechos para aislar un contagio y que no se propague. Probablemente ya había transmisión comunitaria entre los residentes antes de que se estuviesen aplicando estos protocolos.
No es que llegasen tarde, sino que estaban preparados para una situación que no era real porque ya estaba habiendo contagios, y cuando esas personas tenían síntomas y se las intentaba aislar, probablemente ya habían infectado a otras personas. Entre 24 y 48 horas antes de desarrollar síntomas ya se puede empezar a transmitir la enfermedad.
Entonces, cualquier protocolo existente, por bueno que fuera, era ineficaz para este virus.
Era complicado. Para que hubieran sido efectivos tendríamos que haber sabido que había transmisión comunitaria, algo que ha fallado no solo en las residencias, sino en todo el país y en todos los países. Si se hubiera sabido que había transmisión comunitaria a ese nivel, seguramente se hubieran aplicado protocolos asumiendo que toda persona puede ser potencialmente contagiosa y tratando casi en régimen de aislamiento a cada una.
No creo que con la información que había en ese momento se pudiese haber manejado mucho mejor, incluso si en algunas residencias no se han aplicado los protocolos de forma correcta o no había el equipamiento y formación necesarios.
Seguramente, aplicando mejor los protocolos, siendo más estrictos o con mejor formación, se podrían haber evitado parte de los casos, pero una gran parte de lo que ha pasado se debe a que ya había transmisión comunitaria y no se era consciente de ello.
¿Hemos fallado entonces a nivel de país al no haber previsto o identificado a tiempo que había transmisión comunitaria?
A posteriori es fácil decirlo, desde luego. Puede ser, pero con la información que teníamos, actuamos de la mejor manera que podíamos. La transmisión comunitaria ha fallado en descubrirse en todos los países de Europa.
¿Cómo se podría evitar que las residencias sigan convertidas en focos de contagio?
Cumpliendo el aislamiento social total entre los diferentes vecinos y vecinas de una residencia. Cumplir estrictamente los protocolos de aislamiento social para que tengan el menor contacto entre ellos. Y que el personal, tanto de limpieza como de cuidados, tenga la formación y equipos adecuados.
¿Cree que el personal de las residencias de mayores está preparado para estos casos?
En general, el personal de residencias, sobre todo el sanitario, está bastante preparado para estas situaciones. Otra cosa es que, en un marco como el que nos encontramos, el material no está sobrando y los sanitarios se están quejando de falta de material, lo que puede ser una de las causas por las cuales no se está consiguiendo controlar del todo un brote en una residencia.
Algunas residencias no tienen médico durante las 24 horas del día. ¿Cree que deberían revisarse las exigencias a estos centros y que estuvieran obligadas a contar con personal médico las 24 horas?
Yo espero que, a pesar de todo lo malo que tiene esta crisis, nos sirva para reflexionar en general cómo gestionamos nuestros lugares de cuidado a las personas mayores. Esto va en relación a las condiciones en las que viven, que seguramente sean peores en cuestiones de hacinamiento de lo que mucha gente piensa.
Y también, respecto a la cantidad de profesionales que tienen que estar dedicados, que no es nada fácil. Desde hace tiempo se quejan en muchas residencias de la falta de personal para ello. Espero que esto signifique una reflexión y, quizá, unas acciones políticas determinadas para mejorar las condiciones de vida de las personas que viven ahí, así como de las condiciones de los profesionales que trabajan en las residencias.
Los hospitales están progresivamente colapsados por esta crisis. Hay algunas residencias que piden medicalizarse más para poder tratar en estos centros a los enfermos y evitar su traslado a hospitales. Pero el sector siempre ha defendido que una residencia no es un hospital, sino un hogar. ¿Deberían medicalizarse más las residencias?
Las residencias no son lugares de medicalización y no deberían serlo, sino lugares donde las personas puedan vivir su vida. Debería haber más unidades de cuidados intermedios para personas con problemas de salud que requieren un cuidado más crónico, unidades que pueden ser un mix entre hospital y residencia. Pero las residencias sí deberían estar adecuadas a la respuesta ante problemas de salud, como el personal sanitario del que hablábamos antes.
¿Tendrían que tener respiradores o más dispositivos médicos para, al menos, una primera evaluación o contingencia?
No soy experto en patologías frecuentes en residencias de mayores ni en su valoración de recursos, pero creo que el personal que trabaja en estos centros es el más adecuado para decir qué material creen que deberían tener de primera necesidad.
¿Qué papel pueden jugar las residencias de mayores en estos momentos para contribuir a la lucha contra el coronavirus?
No creo que las residencias de mayores tengan que ser lugares como los hoteles medicalizados o IFEMA, porque tampoco son lugares en los que hay un exceso de camas libres. Si fuesen lugares con muchas camas libres, podríamos hablar de un rol diferente, pero, por ahora, con cumplir protocolos y que las personas mayores vivan lo más dignamente posible este confinamiento, distanciados socialmente, es suficiente.
Los centros de día fueron los primeros en cerrar tras detectarse los primeros casos, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid. Ahora existe una preocupación con sus usuarios, ya que parte de su salud dependía de ese centro, sobre todo a nivel de dieta o actividades físicas. Puede que estas personas estén solas en sus casas y eso perjudique a otras facetas de su salud. ¿Cómo se pueden sustituir esos cuidados que no están recibiendo en centros de mayores?
Es uno de los temas más importantes. Nos tenemos que empezar a hacer esas preguntas, porque cuando llevemos 3 o 4 semanas de confinamiento, esos problemas de soledad van a ser todavía más altos.
Tiene difícil solución porque no podemos socializar con ellos, pero han empezado a surgir iniciativas vecinales para ayudar a personas mayores o al menos hablar con ellas en la distancia.
Seguramente, a aquellas personas que se acogían a planes de comida en los centros sociales para mayores, al igual que los niños en comedores escolares, se les debería dar una respuesta parecida, con menús más o menos saludables. Porque la salud ya no solo física, sino la mental, se va a ver muy repercutida en las personas mayores.
Una opción que puede llegar a existir, y que en algunos países se está empezando a ver, es que se empiece a pisar el freno con algunas medidas en cuanto a salir de casa. En Italia, por ejemplo, para hacer deporte en solitario se está empezando a levantar el freno.
No tengo claro que en España vaya a ser la situación, pero se podría plantear que los mayores incluso pudieran salir a dar una vuelta solos durante cinco minutos, pero no va a ser una situación fácil.
Incluso puede pasar que tengan problemas de salud que, al no vivir con otras personas, no se detecten a tiempo. A cambio del coronavirus se están poniendo en riesgo otros problemas de salud y otras situaciones personales que pueden ser muy graves.
El Estado de Alarma se prolongará por 15 días más, llegando a al menos cuatro semanas de confinamiento nacional. ¿Cuándo se llegará al pico a partir del cual se doble la curva?
No vamos a empezar a ver las medidas del confinamiento hasta al menos pasadas cuatro semanas desde que empezó. Es muy probable que el confinamiento dure un mes o incluso dos meses. El confinamiento en Wuhan ha durado unos 52 días, y en Italia, que va por delante de nosotros en la curva, aunque tomaron el confinamiento un poco más tarde que nosotros, sigue.
Además, hay que ver cómo vamos a alcanzar ese pico, porque va a ser desigual. La situación epidémica en cada Comunidad Autónoma era muy diferente al comenzar el confinamiento; no era lo mismo Madrid, La Rioja o País Vasco, que estaban muy avanzados en número de casos, con una altísima transmisión comunitaria, que otras Comunidades en las que la transmisión era más baja, y en las que en tres semanas incluso podríamos ver un pequeño descenso de casos.
Podría ocurrir un desescalamiento diferente de la alerta, donde algunas Comunidades Autónomas empiezan a bajar el ritmo de alerta mientras otras continúan más tiempo. Pero esperaría mínimo cuatro semanas para empezar a ver alguna mejoría. Y después está por ver cómo va a ser la forma en la que el Estado de Alerta se desescala, en qué punto de la curva epidémica, ya que existe el riesgo de que si abres completamente la puerta al contacto social si disminuyen los casos, podría haber un repunte.
Pero no podemos estar eternamente paralizados, en parte porque la estrategia ya no parece ser erradicar el virus como tal, sino tener un número de contagios manejable por los sistemas de salud. Pero esos pocos casos no implican tener a tanta gente inmunizada como para poder eliminar o manejar realmente el virus. ¿Esto tiene solución?
Sí, yo creo que sí. Pero estamos en un escenario de alta incertidumbre. El problema es que cuando empiecen a bajar el número de casos, es cuando el sistema sanitario va a estar en sus peores momentos, porque cuando empiece la bajada, significará que los casos del pico se estarán poniendo más malitos. La saturación del sistema sanitario va con una o dos semanas de retraso respecto al número de casos. Empezará a descender, pero la saturación empezará a ser la más alta como una semana más tarde de alcanzar el pico, ya que la gente tarda en ponerse muy mala.
Ahora mismo estamos en fase de mitigación, y lo que buscamos es que no haya una saturación del sistema sanitario. Hay proyecciones en China que apuntan a una tasa de letalidad mucho más baja porque hay muchos más casos asintomáticos de lo que pensábamos.
Si esto es verdad, y hay una transmisión comunitaria mucho más alta, con cepas que sobreviven, pero con menor letalidad, podríamos tener el virus comunitario con picos estacionales como el de la gripe, con cepas de baja letalidad que no lleguen a saturar el país, como pasó con la gripe A, que ahora es una gripe estacional más.
¿Habría que hacer pruebas para detectar el coronavirus a todas aquellas personas que hayan tenido un mínimo de síntomas?
Ahora, con la población confinada y a la espera de ver los resultados del distanciamiento social, creo que lo mejor que podríamos hacer es tener una mejor fotografía de los tests positivos. Van a llegar 640.000 nuevos kits esta semana y se va a empezar a testar a personas con pocos síntomas.
Con ellos tendremos una mejor fotografía de lo que está pasando, lo cual será preocupante para la población, porque verán cómo se dobla el número de casos, pero eso no implicará que se haya empeorado, sino que los casos leves salen a la luz. En cambio, servirá a las Autoridades Sanitarias para tener una mejor fotografía del tipo de persona que está contagiando, si hay que tomar medidas adicionales en algunos grupos de población y también saber la letalidad real y morbilidad del virus, porque tenemos mucha transmisión, pero igual la letalidad es más baja de lo pensado.
La ciencia compite por encontrar una vacuna, pero podría tardar entre un año y un año y medio en hacerse realidad. Se da por hecho que llegará una vacuna, pero ¿la tendremos a corto y medio plazo? ¿Es incompatible con la búsqueda de un tratamiento, que parece haber quedado en segundo plano?
No, no creo que sea incompatible. De hecho, se está trabajando en ambas cosas. Se ha publicado hace un par de días un ensayo clínico con el uso de un fármaco para la malaria que parece tener cierto margen de efectividad en la lucha contra el coronavirus. Son ensayos con fármacos ya conocidos, otra cosa es desarrollar nuevas moléculas. Ambas cosas tienen que ir juntas.
La vacuna es posible que no vaya por procedimientos habituales en cuanto a aprobación por la situación de emergencia. Las agencias de medicamentos tendrán criterios un poco más flexibles para poder hacer los tests lo antes posible. Parece que una vacuna que está desarrollando China tiene resultados prometedores en primates, lo que da esperanzas para la erradicación. Pero si el virus se queda estacional con poca letalidad, la vacuna no es tan importante. Puede que en verano la transmisión disminuya mucho, ya que otros coronavirus que ha habido, a partir de los tres días a una temperatura de más de 30 grados pueden bajar su transmisión en magnitudes muy altas. Por eso se comportan de forma epidémica, como la gripe; el virus sobrevive poco en exteriores con altas temperaturas.
Lo ideal sería que cuando empezase la campaña de invierno en el hemisferio norte, la vacuna pudiera estar disponible. Sobre todo si queremos hablar de erradicación del coronavirus. Pero no sé si va a ser suficiente. La OMS hablaba de que, probablemente, aunque empiece a haber inmunidad grupal, tendrá que haber alguna medida extraordinaria entre 12 y 18 meses.
¿Qué tipo de medidas?
Quizás limitando grandes eventos, por ejemplo, pero en lugares con mucha transmisión. Es hipotetizar mucho, pero, por ejemplo, que en Madrid no se puedan hacer grandes eventos, pero en Cuenca sí. Es una situación un poco inestable, pero sí puede ser que se alarguen ciertas medidas. No con esta alerta, porque no estamos hablando de medidas que tiene que adoptar Salud Pública y ya, sino que tienen que ser medidas en un contexto social, económico y político concreto. Son los políticos quienes deben entender el contexto y poner en balance ciertas cosas.
Como ciudadanos, parece que debemos seguir extremando las medidas de higiene y limitando contactos, incluso después del confinamiento.
Sí, ya veremos en qué momento se levanta, pero creo que esto nos está enseñando cosas importantes, como el lavado de manos, una de las batallas que cualquier médico de salud pública tiene con la población en general. Aprender a tener higiene de manos en cualquier campaña de invierno y aprender a saber respetar las distancias con enfermedades que se transmiten, como la gripe, son cosas básicas. Son enseñanzas que nos llevamos para el futuro.
Hay muchas personas que piensan que este virus ha sido creado por alguien en un laboratorio y que, o bien se ha escapado por accidente, o bien forma parte de una especie de guerra biológica. ¿Tiene sentido la teoría de la conspiración?
Yo creo que si tuviera algún sentido, quien lo hubiera hecho, lo tendría que haber hecho más letal. Me parecería muy poco inteligente realizar algo artificial con tan poca letalidad.
Del coronavirus se puede seguir cómo han ido las mutaciones hasta llegar a donde está ahora, y se parece bastante a otros coronavirus que han afectado al ser humano. No es el primero que tenemos, pero sí el primero con una tasa de contagio por cada persona contagiada mucho más alta que en otros. Pero se parece mucho en características al resto de coronavirus.
Son teorías con poco sustento, pero que entiendo que en un contexto social y geopolítico como el actual terminen surgiendo, sobre todo con tanta incertidumbre. Es normal que la gente intente buscar explicaciones simples a problemas complejos con muchas aristas, aunque no lo vea correcto.