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Entrevista con el cofundador de Kuvu

Eduardo Fierro: “Nuestra sociedad no para de generar barreras entre generaciones”

De izquierda a derecha, Eduardo Fierro, Jon Ander y Haize Trueba, cofundadores de Kuvu.
De izquierda a derecha, Eduardo Fierro, Jon Ander y Haize Trueba, cofundadores de Kuvu.
martes 20 de julio de 2021, 14:00h

Eduardo Fierro (29 años), Haize Trueba (24 años) y Jon Ander Fernández (24 años), no alcanzan la treintena, pero ya han fundado una empresa social que pone en contacto a personas mayores con habitaciones libres en su casa que se las alquilan a jóvenes en busca de una vivienda digna. Una operación que proporciona ingresos extra al mayor, un lugar para vivir más barato para los jóvenes y, por encima de todo, compañía mutua en un programa intergeneracional que está alegrando muchas vidas.

¿Qué es Kuvu y qué servicio ofrece?

Kuvu es una empresa social cuya misión es generar un cambio sistémico que promueva la inclusión social de las personas mayores en el Estado. Para ello, Kuvu va más allá de un negocio tradicional y se adentra en promover una Ley de Convivencia Intergeneracional, colaborar con otras organizaciones para el cambio sistémico, aumentar la renta media de las personas mayores, expandir el modelo de atención centrado en la persona y la promoción de la autonomía personal, etc.

Como empresa, nuestra solución principal trata de un Marketplace de arrendamiento de habitaciones donde ofrecemos seguridad y garantías a las personas mayores que desean compartir su casa y les ayudamos a encontrar a personas adecuadas y compatibles de otras generaciones como inquilinos.

Más allá de nuestro Marketplace, hemos desarrollado la aplicación móvil Covida, donde implantamos una red de apoyo solidario a personas mayores en todo el Estado durante la cuarentena para actividades de la vida diaria y estamos implantando la red solidaria intergeneracional Maitea para la conciliación de la vida personal, familiar y profesional de las familias monomarentales.

¿Cómo funciona Kuvu?

La renta anual media de las personas mayores en el Estado es de sólo 11.000 euros al año, por lo que muchas personas mayores quieren compartir sus casas. ¿Por qué no lo hacen? Por miedos a cómo va a evolucionar la convivencia, con quién compartirán y a la complejidad de la gestión de un arrendamiento.

Nuestras personas clientas se registran en Kuvu vía web o teléfono, aportan información sobre ellas, el tipo de convivencia que buscan con el cuestionario de compatibilidad y sobre la habitación que desean alquilar y las condiciones de la vivienda. Kuvu toma esa información y establece un porcentaje de compatibilidad con las personas que demandan alojamiento en la plataforma. Si las personas superan los criterios y son suficientemente compatibles, pueden contactarse a través de la plataforma. Paralelamente, desde Kuvu prestamos apoyo en la comercialización de esa habitación a través de nuestra red de colaboradores actuando como filtro en base a los criterios establecidos.

Cuando encontramos a una persona que encaja, se conocen y deciden seguir adelante. Firmamos nuestro contrato especial de arrendamiento, que protege la convivencia vía telefónica, y damos comienzo a la experiencia de convivencia. A partir de ahí, desde Kuvu se hace un seguimiento de la evolución de la convivencia y se gestionan los pagos. Nuestros clientes cobran siempre el mismo día del mes y Kuvu gestiona los cobros con las personas inquilinas.

¿Por qué unir a personas mayores y jóvenes en un modelo de convivencia de este tipo? ¿Qué se aportan mutuamente?

Nuestra sociedad no para de generar barreras entre generaciones, no compartimos espacios. Antes las familias eran el núcleo principal, pero hoy hay muchas personas que no han tenido la posibilidad de conocer a una persona mayor o viven muy lejos unos de otros. Necesitamos fomentar espacios de relación intergeneracional.

Gracias a nuestro programa de convivencia, aumentamos de media 3.480 euros al año la renta de nuestras personas usuarias por cada habitación en alquiler, reducimos la sensación de soledad no deseada en una media de 2 puntos y mejoramos la calidad de vida de nuestras personas usuarias, especialmente en las dimensiones de relaciones interpersonales y de inclusión social.

Por otro lado, en tres cuartas partes de las ciudades europeas, la mayoría de sus habitantes afirman que no son capaces de encontrar alojamientos de calidad asequibles. Gracias a nuestras personas propietarias, las personas jóvenes pueden acceder a alojamientos asequibles, dado que la media de una habitación en Kuvu es de 320,00 euros al mes con todos los gastos incluidos.

¿Tiene coste alquilar o alojar a alguien a través de Kuvu? ¿Cómo gana dinero la empresa?

Sí, Kuvu necesita ser autosostenible y nuestra comunidad es partícipe de la sostenibilidad del proyecto. Para una persona propietaria, Kuvu cobra solo después de la firma del contrato de arrendamiento una cuota mensual de 30 euros al mes durante toda la duración del contrato. Por su parte, para una persona inquilina, Kuvu cobra en el momento de la firma del contrato de arrendamiento una mensualidad por los gastos de gestión.

¿Cree que estos modelos de vivienda compartida tienen mercado en España, donde se prima, a nivel social, la compra de una vivienda?

Los modelos de vivienda compartida vienen para quedarse. Hemos de tener en cuenta que, aproximadamente, el 43 % de los hogares unipersonales en el Estado son personas mayores, de las que un 70 % son mujeres. Pensemos que el 70 % de personas jubiladas tienen en la pensión pública su única fuente de ingresos, habiendo cerca de un 40 % de personas mayores que ingresan menos de 750 euros al mes. En informes recientes sobre pisos compartidos se habla que ya más del 2 % del total son de personas mayores.

¿Hay reticencias a iniciarse en estos modelos?

Sí, por supuesto. Hay muchas, no todo el mundo está preparado para compartir su vivienda. Desde Kuvu hemos hecho un mapeo del sistema alrededor de la inclusión social de las personas mayores y hemos detectado que la legislación es uno de los pilares fundamentales que hemos de cambiar. El Estado requiere de un marco normativo que promueva compartir vivienda entre generaciones con garantías para las personas mayores que tomen esta fórmula.

Hablamos de mayor transparencia sobre los efectos del empadronamiento en algunas ayudas que perciben, mayor transparencia informativa sobre la normativa, incentivos fiscales en relación al IRPF, facilidades para el subarrendamiento en el caso de las personas mayores que no son propietarias, etc.

¿Cuántas personas están utilizando ya Kuvu en España? ¿Tienen datos de uso en otros países, en modelos similares?

La pandemia ha tenido duros efectos sobre nuestra actividad, donde llegamos a perder el 90 % de la base de clientes. A pesar de ello, estamos recuperando la actividad y hemos conseguido salvar el bache a nivel económico.

Actualmente tenemos 230 personas propietarias que se han registrado en nuestra plataforma. De estas 230 personas, hay 116 que han subido habitaciones para compartir. Por parte de la demanda de alojamiento, tenemos 845 personas demandantes registradas. Desde Kuvu hemos superado ya más de 25 convivencias gestionadas de forma directa.

Kuvu forma parte de la red de HomeShare International, donde participan programas de 18 países alrededor del mundo. Solo en la red de Reino Unido, que alberga 22 programas, en 2019 aumentaron la base de usuarios en un 22 % superando las 1.000 personas convivientes. En Estados Unidos seguimos a una plataforma referencia cercana de la que tratamos de aprender al máximo, y que ha superado ya ampliamente las 20.000 personas usuarias que alcanzaron en 2017.

Muchas personas mayores tienen vivienda en propiedad y empiezan a surgir propuestas para rentabilizarlas y pagar con ello la residencia de mayores o un mejor nivel de vida en la vejez. ¿Qué propone Kuvu como alternativa? ¿Son modelos compatibles?

Es cierto, hay empresas sociales como nuestros amigos de Pensium, que están ofertando fórmulas de financiar la residencia con la vivienda que, realmente, son geniales.

En Kuvu nos centramos en ir un poco más atrás, en otra etapa vital, la edad media de nuestras personas propietarias es de 67 años; mientras que en el resto de programas de alojamiento compartido trabajan con personas que superan los 75 años, nosotros nos centramos en trabajar con las personas mayores de 60 años, cuyos hijos ya no están en casa y que sienten que sus ingresos quedan limitados y los gastos comienzan a subir.

Muchas personas de nuestra base de clientes son mujeres que han quedado viudas y sienten que los gastos siguen siendo los mismos, pero los ingresos no. Ahí hemos detectado un punto clave donde nos centramos.

Por supuesto que son modelos compatibles. Las empresas sociales estamos centrándonos en la autosostenibilidad y en generar impacto positivo. Por ejemplo, gracias a Kuvu, algunas personas están haciendo adaptaciones en su vivienda para poder vivir más tiempo en casa, y con soluciones como Pensium puedes posteriormente alquilar la vivienda cuando requieras irte a una residencia y financiarla con ella sin perder la propiedad, ni venderla, ni hipotecarla.
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