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Entrevista con la directora general de AMADE

Inmaculada Cerejido: “Tenemos la idea de ‘o estoy en casa o estoy en una residencia’, pero no de que hay un complemento intermedio como el centro de día”

Inmaculada Cerejido es directora general de AMADE.
Inmaculada Cerejido es directora general de AMADE.
martes 15 de noviembre de 2022, 11:00h

AMADE celebró hace unos días la I Jornada de Centros de Día, donde se puso de manifiesto la utilidad de estos recursos como elemento intermedio entre los cuidados en domicilio y los cuidados en residencias de mayores. El centro de día se convierte en una bisagra para mantener activos a los mayores sin dependencia o con grados I y II, pero no todos los ciudadanos lo saben, desperdiciando una oportunidad de mejorar su calidad de vida.

¿Qué conclusiones saca de la I Jornada de Centros de Día que ha organizado recientemente AMADE?

Es la primera vez que se celebra una jornada de centros de día, por lo que había una necesidad de ello porque se ha dado voz a los usuarios de los centros de día para que expliquen lo que quieren y esperan de estos recursos. Necesitábamos tomar conciencia de la necesidad de prescripción que tiene este servicio, y los profesionales que pueden ser los prescriptores necesitan que se les recuerde esta posibilidad.

Una de las conclusiones, efectivamente, es que los profesionales sanitarios pueden jugar un importante papel a la hora de prescribir los centros de día a sus pacientes. ¿Cómo se va a trabajar sobre ello?

No es fácil tomar la decisión de ir a un centro de día de forma personal, necesitas que alguien te motive o incite a ello. Que lo ponga delante como una opción. Tenemos la idea de ‘o estoy en casa o estoy en una residencia’, pero no de que hay un complemento que permite mantener el contacto con el mundo y con personas iguales que tú, y con profesionales que pueden ayudar a que el deterioro vaya más despacio; un orden y hábito constante en el día a día.

Es compatible con estar en casa y ser cuidado, pero no es lo primero que se nos ocurre, ya sea por la educación o el pensamiento de esta generación. Y los profesionales que interactúan con los mayores son los que pueden sugerirles que vayan a un centro de día para completar su día a día antes de llegar a un grado de dependencia mayor.

El centro de día es un servicio que permite estar de manera más activa, y las personas, cuando llegan, lo hacen con un grado de dependencia ya bastante alto para ese servicio.

¿Qué perfil de usuario puede tener un centro de día? Porque, ciertamente, se asocia a personas con cierto grado de dependencia.

Una persona con un grado II de dependencia, que necesita un espacio que no solamente se ocupe del ocio, sino que tenga un papel terapéutico. La diferencia entre un centro de día y un hogar del mayor es que en el centro de día hay un trabajo individualizado, terapéutico, diseñado por profesionales para esa persona.

En el hogar del mayor me apunto a comer o a una gimnasia de mantenimiento. El centro de día tiene una tarea más estructurada y organizada, con actividades terapéuticas específicas para cada uno de los usuarios. Al hogar del jubilado va una persona sin dependencia o con un grado I, mientras que al centro de día puede ir también el de grado I y, sobre todo, el de grado II.

En la Jornada de centros de día de AMADE se ha hablado también de la modernización de los centros de día. ¿Hacia dónde debe apuntar?

Primero, a la integración del centro en el entorno social en el que está: que sean centros abiertos que permitan estar no de manera continua, sino que se pueda entrar y salir. Que haya porosidad en la relación con la comunidad en la que se ubica. Y que haya posibilidades de que esa comunidad pueda participar en actividades, y viceversa.

Además, debe existir un profesional que ayude a romper con la barrera tecnológica: que se les faciliten trámites y cuestiones que para ellos son importantes. Apertura, tecnología e integración del centro de día con los servicios de atención domiciliaria, en definitiva.

Para potenciar los centros de día, quizás habrá que actualizar también precios y mejorar la red de recursos, sobre todo para atender a la creciente demanda. ¿Cómo va a trabajar AMADE para potenciar la red de centros de día?

El sector tiene un importante problema de financiación en todos los servicios. La población a la que atender es cada vez mayor, al menos en los números. No sabemos si los mayores de dentro de 20 años serán de otra manera, pero en los números parece que habrá un incremento de mayores y que tendremos que buscar cómo se cubre el coste de estos servicios, ya que las pensiones y el dinero del que dispone el mayor es limitado, y existe un derecho a que la Administración se ocupe de ti cuando tienes ciertas necesidades.

El centro de día tiene las mismas problemáticas que el resto de los servicios: financiación escasa, necesidades muy altas... y hay que plantear, estructuralmente, que el sector tiene un problema de financiación muy serio. Los profesionales estarán donde puedan desarrollar su carrera, pero existe también un problema de profesionales, fundamentalmente, en cuanto a profesional sanitario, tanto médicos como enfermeras, y no tanto en otros perfiles, que, aunque no abundan, no están en la realidad tan grave que con los sanitarios. Y eso es un problema estructural de la sociedad y del país.

Esta primera jornada de centros de día de AMADE ha sido un éxito. ¿Habrá más? ¿Cómo va a plantear AMADE en 2023 su trabajo para seguir impulsando los centros de día?

Habrá una segunda jornada el año que viene, y nos reuniremos con todos los colegios de profesionales que ha participado como prescriptores para trazar con ellos una línea de comunicación con el sector, para que puedan trasladar a sus profesionales las necesidades que tenemos de ellos, para que puedan orientar a los mayores a los servicios que mejor se adaptan a su situación.

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