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La inflación también afecta a las residencias de mayores y pone en cuestión el crecimiento del sector

La inflación afecta a las residencias de mayores.
La inflación afecta a las residencias de mayores.
miércoles 16 de noviembre de 2022, 12:00h

La subida de los precios reduce el margen de maniobra de las residencias de mayores y podría afectar a la expansión de un sector que trabaja por debajo de sus propias necesidades.

La inflación continúa amenazando a sectores enteros del tejido productivo. Y las residencias de mayores no parece que se vayan a librar de ello, poniendo en jaque incluso el crecimiento del propio sector residencial.

La subida de precios generalizada que se experimenta en todos los ámbitos provoca un efecto bola de nieve que puede terminar perjudicando también a las residencias.

Por un lado, los proveedores suben los precios de sus productos, lo que reduce el margen económico de las residencias y afecta a sus beneficios.

Por otro, las residencias privadas podrían verse obligadas a subir precios, espantando con ello a nuevos usuarios, que quizás buscarían fórmulas alternativas a una residencia de mayores por no poder afrontar el coste. El coste medio por cama en una residencia de mayores ya alcanza los 1.800 euros mensuales, por lo que cualquier subida supondría un coste inalcanzable para la mayoría de las familias.

Y, en el horizonte, el riesgo de que algunas concesiones se queden desiertas si las administraciones no revisan al alza los precios: las cifras no encajan.

Dos riesgos: crecimiento y nuevos usuarios

Esta conjunción de factores podría paralizar o ralentizar el crecimiento del sector: si las compañías del sector residencial tienen menor margen de maniobra, probablemente no continuarán creciendo con nuevos centros. Y esto, en última instancia, perjudicará a los usuarios, que se encontrarán en el futuro sin una plaza en una residencia de mayores.

A ello hay que sumar la subida de los tipos de interés, que hace más caro endeudarse para crecer o sobrevivir, y el mayor coste de los recursos energéticos, que supone un zarpazo a la economía de los centros, especialmente de los más pequeños.

Debido a ello, no se puede descartar un nuevo proceso de consolidación del sector protagonizado por las grandes operadoras: si muchas residencias de mayores de pequeño tamaño no van a poder sobrevivir, quizás las grandes aprovechen la ocasión para comprarlas a buen precio.

¿Menor calidad en residencias de mayores?

Donde hay consenso en el sector es en que la calidad no se toca: por mucho que suban los precios y la situación se vea difícil, los usuarios necesitan calidad en el servicio. Dado que se trata de un sector donde lo humano es la base, los profesionales, acostumbrados a trabajar con sueldos bajos y condiciones complicadas por la falta de interés de las administraciones en mejorar sus condiciones ampliando la financiación, seguirán dándolo todo para que los mayores y dependientes reciban un servicio de calidad.

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