El envejecimiento de la población es una oportunidad de empleo para miles de cuidadores. Debemos dignificar y profesionalizar la figura del Cuidador.
El
envejecimiento de la población española es una realidad a afrontar. Según las previsiones del Instituto Nacional de Estadística (INE), el porcentaje de población mayor de 65 años, actualmente, se sitúa alrededor del 19% y, con las tendencias actuales, dentro de 50 años se duplicará, consecuencia principal de la baja natalidad y de la mayor longevidad. La esperanza media de vida aumentará desde los alrededor de 83 años actuales, de promedio para hombres y mujeres, hasta los 95 años para el año 2068.
Es una realidad que
vivimos cada vez más, lo que es un éxito por parte de nuestro sistema sanitario. Por cada cuatro o cinco años que pasan, aumenta un año la esperanza de vida, pero también es verdad que necesitamos cada vez más tiempo la ayuda y atención de otras personas para satisfacer las necesidades básicas de la vida diaria. Adicionalmente, factores como la mayor movilidad laboral y la desestructuración de las familias, hacen que la
soledad de nuestros mayores sea considerada como la epidemia del siglo XXI.
Formación y empleo
Ante este escenario, la figura del cuidador profesional o auxiliar sociosanitario es una
oportunidad de empleo para cientos de miles de personas que quieran dedicarse a cuidar de nuestros mayores y personas dependientes, ya sean por razones de edad, enfermedad o discapacidad.
El aumento de empleo en el sector sociosanitario también es una realidad, por la creciente demanda de los servicios que rodean, principalmente, a nuestras personas mayores. No obstante, está siendo un problema cada vez mayor para las empresas del sector sociosanitario, principalmente para las que prestan servicios de atención domiciliaria (SAD) y las que gestionan instituciones sociales, como residencias de mayores, centros de día o pisos tutelados, encontrar trabajadores formados para cuidar a las personas mayores y dependientes.
La compleja labor que supone cuidar óptimamente a una persona dependiente, tanto desde el punto de vista físico como desde el psicológico y emocional, junto con los bajos sueldos con los que se remunera su trabajo, hace que sea
difícil encontrar a todos los profesionales que se necesitan.
El papel de la Administración, las empresas y la sociedad
Las administraciones ya se han dado cuenta de que es necesario formar a las personas que trabajan en el entorno de los cuidados personales, haciendo obligatorio obtener el
certificado oficial de profesionalidad en atención sociosanitaria a las personas dependientes, ya sea para trabajar en instituciones sociales como en domicilios.
La obtención de este certificado de profesionalidad es la que garantiza la formación adecuada para poder dar unos servicios de atención apropiados a las personas mayores y dependientes, mejorando su calidad de vida. Con esta formación se consigue empleo.
Las empresas sociosanitarias se deben preocupar de hacer lo más
asequible y accesible posible esta formación a sus empleados actuales y futuros, donde la teleformación acreditada puede ser una buena opción para conciliar la vida laboral con la familiar o personal de sus trabajadores. Del mismo modo, la
formación online es una oportunidad para complementar dicha formación oficial con otro tipo de capacidades o habilidades que requieren sus empleados, para satisfacer las diferentes necesidades que pueden tener las personas mayores o las personas que sufran alguna enfermedad, discapacidad o dependencia.
Por lo que se refiere a la Sociedad en general, debemos de apreciar tanto el trabajo del cuidador familiar como del cuidador profesional, muchas veces poco reconocido. Es labor de todos, incluyendo a los medios de comunicación,
dignificar la figura del cuidador, tanto en el aprecio y respeto que se merecen, como en la remuneración que perciben. Además, el crecimiento del sector sociosanitario y la generación de nuevos empleos no deslocalizables, ayudará a la reducción del desempleo en España.
La realidad laboral y su dignificación
El perfil laboral del sector sigue siendo mayoritariamente femenino, con edades que superan los 45 años, un alto porcentaje de personas procedentes de Latinoamérica y con un nivel de formación bajo. No obstante, la evolución en los últimos años muestra datos positivos en cuanto a una mayor incorporación de hombres, trabajadores más jóvenes, de diferentes orígenes y con una mayor formación, incluso con estudios universitarios.
La mayor formación y profesionalización del sector debe conllevar un aumento de su retribución.El sector debe evolucionar para que el trabajo de cuidador profesional o de auxiliar sociosanitario se entienda como una salida profesional atractiva, no como un último recurso.
Si sabemos dignificar y profesionalizar la figura del cuidador estaremos contribuyendo a que nuestros mayores y dependientes reciban mejores servicios y consigan su bienestar, bienestar que nos gustaría tener a todos cuando nos toque ser mayores o dependientes.Nos interesa cuidarles para que nos cuiden.
Aurelio López-Barajas
CEO
Supercuidadores