El secretario general de la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia repasa con ‘NGD’ la difícil situación que han vivido las residencias de mayores durante las peores semanas de la epidemia de coronavirus en España, y lo enlazamos con un futuro que comienza a construirse entre dudas sobre el modelo que deben adoptar las residencias.
Desde el punto de vista de AESTE, ¿cuál ha sido el principal problema que han tenido las residencias y centros de mayores durante las peores semanas de la epidemia de coronavirus en España?
El principal problema lo ha tenido la sociedad y, sobre todo, la asistencia sanitaria. Nos hemos enfrentado a una crisis sanitaria que ha desbordado todas las previsiones, ante la cual se ha actuado tarde. En última instancia, las personas mayores que viven en residencias han sido las más afectadas.
¿De quién habría sido responsabilidad esa falta de previsión?
Yo creo que, en un principio, de quien tenía todos los datos, el Gobierno y las Comunidades Autónomas. Podían intuir lo que se nos venía encima y no se tomaron las medidas necesarias, inicialmente.
¿Le consta que se notificara en algún momento a las residencias y centros de mayores que existía un riesgo potencial?
El día 6 de marzo, Fernando Simón hace unas declaraciones en las que dice que no cree que se deba cerrar ninguna residencia, que le parece exagerado. Que, como mucho, llegaríamos a algún contagio esporádico en España. Tú confías en las personas que tienen toda esa información y esperas que se cuente la realidad.
Aun así, parte del sector, sobre todo por su experiencia con la gripe estacional, puso en marcha protocolos para evitarlo.
Nosotros debemos tener los equipos de protección necesarios, pero los tienes para una situación normal, no para una pandemia. Si cuando vas a comprarlos el mercado está intervenido porque el Gobierno paraliza la compra durante unas semanas, pues tienes un problema.
Y la sectorización funciona cuando puedes hacer analítica y test tanto a trabajadores como a residentes. Si tampoco hay, ¿cómo vas a sectorizar? Tienes que esperar a que alguien se ponga malito para verlo. Y si cuando se pone malito y le quieres llevar al hospital te dicen que no le pueden coger… Pues ya me dirás.
¿Por qué cree que se rechazó el ingreso de personas mayores en hospitales?
Si tienes diez pacientes y cinco camas, los médicos han ‘priorizado’, entre comillas, a las personas con mayor esperanza de vida. Y si dentro de los que quedan fuera de ese rango hay uno que está en una residencia y otro que está en su casa, habrán pensado que la persona de la residencia al menos tendrá alguna asistencia, aunque no sea sanitaria. Me imagino, no soy médico, que el criterio que habrán utilizado será ese.
¿Creen que las residencias de mayores deberían medicalizarse más o incluso por completo?
Yo creo que hay que identificar las necesidades que tiene la población mayor de hoy. El perfil medio que tenemos en residencias es el de una persona de 84 años con varias enfermedades, un alto nivel de dependencia y que toma varios fármacos. Obviamente, este perfil necesita una mayor asistencia sanitaria de la que tiene ahora.
Partimos de una ley de 2006, cuando ni la población ni la esperanza de vida eran las que tenemos hoy en día. Parece claro que se necesita una mayor asistencia sanitaria, y lo que necesitamos es tener más horas de médico en nuestros centros, más horas y ratio de enfermería, que las ratios de asistencia cambien, que el médico de la residencia pueda prescribir fármacos, que se haga una mejor gestión de la farmacia, que podamos tener una historia clínica compartida con los hospitales… Los mayores necesitan que se cree ese espacio sociosanitario.
¿Pero eso implica que los centros dejen de ser hogares, como hasta ahora, o debemos ir a un modelo intermedio?
Yo creo que esto es un eufemismo. El verdadero hogar del mayor es su hogar. Para mí, la mejor forma de que el mayor viva la residencia como el hogar es que permanezca en su casa el mayor tiempo posible. Eso se hace mediante servicios de teleasistencia, centros de día, ayuda a domicilio… Potenciando ese tipo de servicios vamos a hacer que la persona mayor pueda permanecer más tiempo en el hogar, que eso es la verdadera Atención Centrada en la Persona. Que una persona viva en su hogar de verdad. El resto, creo que hay que intentar asimilar, en la medida de lo posible, una residencia para hacerlo lo más agradable posible para el mayor.
Pero cuando alguien va a una residencia es porque necesita una serie de servicios que no puede tener en su casa; porque, si los pudiera tener, se quedaría en su casa. Hay que intentar hacerlo lo más parecido a una casa, con cariño, calor agrado y profesionalidad, dando los servicios que necesita esa persona mayor.
¿Comparten muchas empresas del sector residencial esta postura?
Yo creo que hay un doble enfoque: por un lado, se piensa que medicalizar las residencias de mayores es convertirlas en un hospital; y, por otro lado, se piensa que verlo como un hogar es algo cutre donde no habrá servicios, enfermería, asistencia médica o farmacia. Yo creo que los modelos no son incompatibles.
Hay centros con plantillas muy profesionales, muy formadas. Y que arquitectónicamente son modernos y permiten una estancia muy agradable. Yo creo que en esos centros es donde se puede hacer una mayor medicalización.
Quien no quiere abordar este debate es porque tiene miedo de la calidad, porque vamos a una acreditación de centros y todos deberemos pasarla para ver qué servicios podemos ofrecer y qué perfil de residente podemos atender.
Estamos en plena desescalada. ¿Cómo debería plantearse para las residencias de mayores?
Con total seguridad. El objetivo es que no se provoque ningún repunte y que sea una desescalada con la mayor seguridad para los residentes, sus familias y los trabajadores.
A partir de ahí, debemos ir desconfinando a los mayores, que ya se está haciendo, para que vayan saliendo a las zonas comunes, que empiecen a ver a sus familiares, que vayan retomando la normalidad y se pueda normalizar la vida que tienen en los centros.
¿Habrá que hacer alguna adaptación en los centros hasta que aparezca una vacuna o un tratamiento o, si se tiene la certeza, vía test, de que no hay contagiados se podrá retomar la normalidad de siempre?
Irá cambiando en función de la Comunidad Autónoma, de la situación de contagios en el centro, de la política de la empresa en cuanto a realización de test y de la política de la Comunidad Autónoma para realizarlos, del diseño arquitectónico del centro… Es casi un diseño a la carta para cada centro.
¿Ha diseñado AESTE algún tipo de plan o estrategia que recomiende a sus asociados?
No, al revés, cada asociado tiene su política. Son grandes grupos. Todo con sentido común, la mayor de las seguridades y buscando el bienestar de los mayores.
¿Está bien que cada empresa tenga su propio protocolo o debería haber uno común?
El problema es que no todas las residencias de España van a poder seguir un protocolo común. Debe haber un protocolo de mínimos con medidas de seguridad; pero, por ejemplo, hay residencias muy pequeñas que no pueden sectorizar por el propio diseño que tienen. Hay que implementar medidas de seguridad con sentido común.
Y en servicios como la teleasistencia o la atención domiciliaria, ¿qué protocolos se están implementando?
Lo mismo: utilización masiva de EPIS, notificar a las Autoridades Sanitarias en caso de sospecha de contagio, traslado a un centro hospitalario si es preciso…