Investigadores del CSIC han publicado una guía en la que explican cómo ventilar espacios cerrados para evitar contagios de coronavirus. Aunque el documento está enfocado a la comunidad educativa, sus recomendaciones son aplicables a otros entornos, como las residencias y centros de mayores.
¿Cómo ventilar espacios cerrados para evitar contagios de COVID-19? Las evidencias acerca del contagio de coronavirus a través de aerosoles (lo que popularmente se ha conocido siempre como ‘el ambiente’) son cada vez más abundantes, a pesar de las reticencias de la Organización Mundial de la Salud y de la mayoría de gobiernos por reconocerlo.
Con la ciencia en la mano, cada vez está más claro que el coronavirus se transmite por el aire, y no solo por gotitas de saliva expulsadas al hablar o por tocar superficies contaminadas. Y esta vía de transmisión aérea supone un reto para la sociedad, ya que algunas medidas adoptadas hasta ahora quedarían prácticamente inservibles, como es el caso de las mamparas o de la distancia de un metro entre personas: una mampara no estaría evitando el contagio y un metro de distancia sería insuficiente.
Dicho esto, si se admiten los aerosoles como vía de contagio, como todo parece indicar, las medidas de protección deben reforzarse. En primer lugar, es absolutamente necesario llevar siempre mascarilla, sobre todo en espacios cerrados. Y bajo ningún concepto debería compartirse un espacio en interiores con personas que vayan a quitarse la mascarilla en algún momento, como sucede en comedores y locales de restauración en general.
Además, la distancia de un metro entre personas no evitaría que una persona sana pudiera contagiarse, ya que el virus circularía por el aire y se estaría extendiendo por toda la estancia independientemente de la distancia entre la persona contagiada y las sanas. Existen estudios científicos que han detallado cómo una sola persona infectada logró contagiar el virus a decenas de personas que compartían un mismo espacio cerrado, independientemente de la distancia a la que se encontraban.
CSIC publica guía sobre ventilación de espacios cerrados para evitar contagios
Dicho esto, la mascarilla encuentra un poderoso aliado para prevenir contagios en interiores: la ventilación. Porque, si en un ambiente cargado en el que varias personas exhalan su aliento, y en cuyo aire puede haber presencia del virus, se está creando una situación de riesgo, si se introduce el factor de la ventilación, se reducen las posibilidades de contagio.
Para ayudar a esta dinámica, investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y técnicos de la Asociación Mesura han elaborado una guía con pautas para ventilar aulas escolares y educativas en general. Un documento que, a pesar de su enfoque, sirve para aplicar esas pautas a otros entornos, como residencias y centros de mayores o nuestros propios hogares, comercios y, en general, cualquier espacio cerrado en el que vayan a convivir diferentes personas.
"La ventilación es la renovación de aire, es decir, sustitución del aire interior potencialmente contaminado, con aire exterior libre de virus. Y la purificación del aire consiste en la eliminación de las partículas en suspensión, susceptibles de contener virus", aclara la investigadora María Cruz Minguillón, que ha elaborado la guía junto al investigador Xavier Querol, ambos del IDAEA-CSIC, y con la colaboración de José Manuel Felisi y Tomás Garrido, de la Asociación Mesura.
El coronavirus se transmite por aerosoles: la ventilación es imprescindible
Los investigadores indican en la guía que la reducción del riesgo de contagio se consigue disminuyendo la emisión y la exposición a las partículas en suspensión, también llamadas aerosoles. La ventilación necesaria para reducir el riesgo de contagio depende del volumen de la sala, el número y la edad de los ocupantes, la actividad realizada, la incidencia de casos en la región y el riesgo que se quiera asumir.
La guía del CSIC sigue las recomendaciones de la guía de la Universidad de Harvard, que recomienda 5-6 renovaciones de aire por hora. Una corriente de expertos aboga por mantener constantemente puertas y/o ventanas abiertas para que la renovación del aire sea constante.
En cualquier caso, dicha ventilación debe ser preferentemente cruzada, lo que implica abrir ventanas o puertas ubicadas en lados opuestos. Es lo que popularmente se ha llamado ‘hacer corriente’. Y algo que en época de frío supone un reto adicional que obligará a ponerse el abrigo para protegerse del potencial resfriado que puede ocasionar un comporamiento por otro lado necesario.
Mascarillas, distancia, higiene de manos y ventilación de espacios cerrados para prevenir contagios
Además, en la guía se propone la utilización de equipos extractores o impulsores individuales si la ventilación natural no es suficiente. Y en caso de disponer de sistemas centralizados de ventilación, la tasa de aire exterior se debe incrementar y la recirculación se debe reducir. Si no se puede recurrir a ninguna medida de ventilación, se debe purificar el aire con equipos provistos de filtros HEPA. Para determinar la calidad del aire de estos interiores, los investigadores aconsejan utilizar medidoes de CO2.
Los expertos recalcan que estas recomendaciones no sustituyen al uso de mascarillas y el mantenimiento de la distancia y las medidas de higiene, que siguen siendo de necesaria aplicación. Los investigadores advierten de que "el riesgo de contagio cero no existe" y, por lo tanto, las medidas que recoge la guía "reducen el riesgo, pero no lo eliminan completamente".
Asimismo, los expertos indican que la guía no sustituye el servicio de profesionales de ventilación y tratamiento de aire, ya que algunos emplazamientos pueden requerir cálculos complejos que no necesariamente puedan asumir los usuarios finales. Aunque se trata de un recurso de importancia para reducir el riesgo de contagio.
La guía está disponible para su descarga en este enlace.