El término gerontolescencia es una nueva etapa vital que pocas personas conocen todavía, pero que identifica una realidad social a la que prestar atención y que debe ser promovida a todos los niveles desde la adultez.
¿Qué es la gerontolescencia? La propia palabra puede ayudar a identificar a qué se refiere este término acuñado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La gerontolescencia es la etapa vital de transición entre la vida adulta y la vejez. Una horquilla que se prolonga desde los 65 años hasta el momento en el que las personas empiezan a ver limitadas sus capacidades físicas y cognitivas en un grado que provoca cierta pérdida de autonomía. Es el paradigma del envejecimiento activo.
Hasta hace poco, al cumplir los 65 años se entraba en la tercera edad. En la vejez. Pero la mejora de la calidad de vida ha impactado en la esperanza de vida, lo que ha convertido en algo frecuente ver a personas de 65, 70 y más años con un buen estado de salud general. Son personas autónomas, con pequeños achaques pero no grandes problemas de salud incapacitantes y con una vitalidad que les lleva a disfrutar de la vida exactamente igual que otros grupos de edad. Por eso ha nacido el término gerontolescencia: para situar a estas personas de la tercera edad en una realidad más adecuada a su estado vital. Una que tiene en cuenta su estado de salud independientemente de su edad cronológica: son mayores en el DNI, pero jóvenes en el cuerpo y alma.
Cómo fomentar la gerontolescencia
El término hace referencia a una nueva adolescencia o juventud. Una vez jubilados, los mayores quieren disfrutar de la vida. De una nueva etapa en la que disponen de tiempo y dinero para vivir a su aire, sin ataduras (hipotecas, hijos que criar, negocios que regentar o trabajos a los que acudir cada mañana).
Las personas enmarcadas en la gerontolescencia tienen mucho que ofrecer a la sociedad, como explican desde Fundomar. No solo a nivel de gasto (disponen de dinero y quieren gastarlo en vivir bien), sino también como activos que suponen un apoyo directo a sus familias (cuidando a los nietos o ayudando económicamente a los hijos, que entran en las etapas de mayor presión financiera al tener que pagar hipotecas y colegios).
Qué es la gerontolescencia
La gerontolescencia es una etapa que debe ser fomentada, ya que también impacta de forma positiva en la mentalidad de los mayores. Muchas personas, al cumplir los 65 años, sienten que se acaba su tiempo y pueden entrar en depresión. Tras años de trabajo y objetivos, se ven con todo el día libre sin saber qué hacer. Si a eso se suman los naturales achaques, con progresiva dificultad de movilidad o problemas de salud que van apareciendo por estar ligados a la edad, así como episodios de soledad (algunos enviudan y otros ven cómo sus hijos se independizan), el cóctel es dramático. Por eso, fomentar el término y concepto de gerontolescencia es una herramienta que tiene la sociedad a su alcance para posicionar mejor a los mayores con buen estado de salud, empoderarlos y aprovechar -y que aprovechen- el tiempo que tienen por delante.
Desde la Fundación Doña María se fomenta la gerontolescencia con talleres para personas mayores que impactan de manera positiva tanto en sus capacidades físicas y cognitivas como en la reducción de la soledad no deseada. Es uno de los caminos para fomentar la gerontolescencia desde el sector asistencial y de la tercera edad. Pero hay que inculcar en la sociedad la idea de que la edad cronológica no implica nada más que un número: la verdad edad está en la mente y el espíritu, y si la persona se siente joven, con fuerzas, con ganas y con ánimo, el número es lo de menos.
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