Un equipo de científicos apunta a una hormona relacionada con la reproducción como posible vía para mejorar las capacidades cognitivas de personas con síndrome de Down.
El cuerpo humano sigue siendo un gran misterio que la ciencia va desentrañando paso a paso. Ahora, un equipo de científicos de varios países europeos, liderados por la investigadora española María Manfredi, han hallado una posible nueva función de la Gonadotropina (GnRH), una hormona relacionada directamente con el aparato reproductor de todos los mamíferos, incluyendo humanos.
La GnRH activa un mecanismo en el cerebro para liberar dos hormonas que actúan sobre los testículos y los ovarios, y cuyos niveles se elevan a partir e la pubertad. En adultos, la GnRH contribuye a la producción de testosterona y esperma en machos y a la producción de óvulos en hembras.
Los investigadores analizaron los niveles de esta hormona en ratones y descubrieron que, durante la niñez, tanto quienes tenían una copia extra del cromosoma 21 (el 16 en ratones, pero también causante de síndrome de Down) como los que no, tenían similares niveles de GnRH. En la pubertad es donde empezaban las diferencias: los ratones con la alteración genética no veían aumentar de forma consistente los niveles de la hormona, lo que puede causar infertilidad.
La hormona GnRH se relaciona con funciones cognitivas
Sin embargo, el equipo de científicos encontró que esta hormona no está relacionada únicamente con la fertilidad y la reproducción, algo que se sospechaba desde hacía tiempo. Y, concretamente, hallaron que tiene influencia sobre algunas funciones cognitivas, lo que podría explicar por qué las personas con síndrome de Down -que tendrían niveles más bajos de GnRH durante la etapa adulta- pueden perder el olfato con el paso del tiempo o sufrir deterioro cognitivo que se acentúa con la edad, ya que durante la niñez sus funciones son comparables a las de otros niños sin síndrome de Down.
De hecho, los investigadores creen que la GnRH, que envía señales al cerebro para liberar esas hormonas reproductivas, también enviaría señales para hacer lo propio respecto a cognición o memoria. Un menor nivel de GnRH en el cuerpo, por tanto, podría afectar a estas funciones. Así trataron de reproducirlo en laboratorio con ratones con trisomía, a los que se inyectó artificialmente GnRH para aumentar sus niveles.
Descubrieron, entonces, que sus funciones cognitivas mejoraban de manera patente, por lo que buscaron voluntarios con síndrome de Down para reproducir el experimento en humanos. Y funcionó: de las siete personas reclutadas, seis mostraron una mejora en áreas espacio-visuales, funciones ejecutivas, atención o memoria. Los científicos a cargo del estudio cifran en el entorno del 30 % la mejora, aunque invitan a ser cautelosos con los resultados, publicados en la revista ‘Science’, por lo reducido de la muestra.
¿Podría mejorar la GnRH las capacidades cognitivas de personas con demencias?
Los próximos pasos serán analizar si, efectivamente, mayores niveles de GnRH podrían contribuir a mejorar las funciones cerebrales no solo de personas con síndrome de Down, sino con algunas demencias.
En tal caso, y dado que la GnRH ya existe para su inoculación artificial, podría abrirse una nueva vía terapéutica para mejorar estas capacidades en personas con ellas afectadas por determinadas patologías o alteraciones.