¿Se pueden evitar las caídas en personas mayores? Aunque muchas veces confluyen factores que hacen inevitable una caída, existen medidas que se pueden tomar para proteger la seguridad y el bienestar de los mayores.
Las caídas en personas mayores son tan peligrosas como frecuentes. Se calcula que el 30 % de los mayores de 65 años se cae al menos una vez al año, casi siempre en su propio hogar. Entre los mayores de 80 años, el porcentaje de caídas llega a la mitad.
En algunos casos, las consecuencias de una caída pueden ser dramáticas: desde roturas de huesos hasta lesiones graves que pueden comprometer incluso la esperanza de vida de la persona. Durante la XVI Cátedra Orpea se puso de manifiesto que entre el 20 y el 30 % de las personas mayores que sufren una caída pueden terminar con dependencia como resultado de la misma. Es más frecuente en personas mayores que, al caerse, se pueden romper la cadera, lo que exige un largo periodo de inmovilización para recuperarse incluso de una operación, lo que afecta a su movilidad quizás de forma irreversible. En algunos casos, se dan casos asociados de delirium que no mejoran una vez recuperados de la rotura de cadera, lo que deriva en inicio de demencia y una necesaria institucionalización. En otros, la persona no recupera su movilidad anterior a la caída.
Evitar caídas en personas mayores es clave para su calidad y esperanza de vida
Dada la gravedad de las caídas en personas mayores, toda acción encaminada a prevenirlas tiene que ser puesta en marcha. Especialmente en el hogar, donde se dan la mayoría de los casos y los que potencialmente son más graves. Ahí, hay medidas básicas, como instalar barandillas en las escaleras, colocar cintas antideslizantes en los escalones o eliminar muebles y obstáculos que puedan provocar un tropezón. También hay que evitar las superficies resbaladizas, eliminando al instante cualquier líquido que pueda caer al suelo, y tener cuidado en duchas y bañeras. Además, la iluminación es clave para que la oscuridad no juegue en contra de la persona.
Sin embargo, no todas las caídas se deben al entorno, sino que también puede estar involucrado el estado general de salud de la persona. Si tiene problemas de visión, de la marcha o del equilibrio, el riesgo de caídas se incrementa. En esos casos, hay que tratar de combatir esas limitaciones con tratamientos médicos, siempre que sea posible.
Una investigación de Cochrane concluyó, sin embargo, que los factores ambientales son los más importantes a la hora de reducir el riesgo de caídas, con cifras cercanas al 40 % si se afina en las personas con mayor riesgo. Por el contrario, las gafas, el calzado o sistemas de alarma para camas apenas tienen un efecto directo en la reducción de las caídas.
Ejercicio físico para evitar las caídas
Los expertos, además de apoyar la intervención ambiental, proponen fomentar el ejercicio físico en personas mayores para reforzar su capacidad muscular y de coordinación, y contribuir a que puedan desenvolverse con mayor soltura.
De hecho, incluso destacan como negativo el hecho de utilizar silla de ruedas con personas que tienen mal equilibrio o dificultad para la marcha, ya que eso merma su capacidad para, precisamente, entrenar y controlar el equilibrio y la marcha, algo que tendrán que hacer cuando no utilicen la silla (por ejemplo, en casa). Por eso, proponen que las personas realicen actividad física adaptada a sus capacidades y condiciones de salud, como punto fuerte para lograr una mejora, si es posible, de su estado de salud.
En definitiva, evitar las caídas en personas mayores exige un enfoque multidisciplinar que deberá trabajar factores internos y externos casi por igual, para crear entornos seguros y empoderar a la persona para desenvolverse en el día a día con seguridad.