Se llama María Branyas, tiene 115 años y vive en la residencia de mayores Santa María del Tura, ubicada en Olot.
Ya sabemos que España es una potencia mundial en esperanza de vida y longevidad, y que el país está llamado a ser el más longevo del planeta dentro de unas décadas. Ahora, se puede poner cara a un fenómeno en el que influye la calidad de vida del país: María Branyas. Aunque nació en Estados Unidos, donde vivió durante algunos años, su padre era de Pamplona y ella es catalana.
De hecho, actualmente vive en Olot (Girona), en la residencia de mayores Santa María del Tura. Allí es donde se han puesto todos los focos hace unos días tras el fallecimiento de la monja francesa Lucile Randon, a los 118 años. Era la persona más longeva del planeta, según el Libro Guiness de los Récords, que ahora ha situado en ese puesto a Branyas: tiene 115 años. Nadie tiene más años que ella.
La historia de María Branyas ha saltado a los periódicos, aunque ella está siendo protegida por sus familiares y por el personal del centro en el que reside para que la atención mediática no revolucione su tranquila vida en esta residencia, donde lleva dos décadas viviendo.
El caso es que Branyas ya salió en los periódicos en 2020, cuando se convirtió en la persona más longeva de España y en la más mayor en superar el coronavirus. Su caso es objeto de estudio por parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Autónoma de Barcelona, que impulsan el Proyecto Branyas para analizar por qué las residencias de mayores sufrieron una mayor incidencia de coronavirus durante los peores momentos de la pandemia.
La mujer más anciana del mundo: María Branyas
María Branyas nació en 1907 en San Francisco. Siendo una niña se trasladó con su familia a España, donde ha vivido, en la distancia, la Primera y Segunda Guerra Mundial, y en primera persona la Guerra Civil, la Dictadura franquista y la llegada de la democracia, con la entrada de España en la Unión Europea.
El caso de Branyas, que ahora es llamativo, está llamado a ser bastante más frecuente en las próximas décadas. Se estima que el ser humano tendría un
límite biológico en el entorno de los 120 años, sin que parezca posible extender la vida más allá. Pero hay mucho dinero apostado para vencer al envejecimiento. Que se consiga o no será cuestión de muchas variables que no se pueden prever en estos momentos, donde lo único importante es saber que
para vivir más no hay muchos secretos:
hay que llevar una vida sana que incluya una alimentación equilibrada, ejercicio físico regular, esquivar el alcohol en grandes cantidades y el tabaco en cualquier dosis posible, controlar el estrés y... vivir. Como hace María Branyas desde hace más de un siglo.
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