La Fundación Edad&Vida destaca la importancia de invertir en salud preventiva como fórmula para mejorar la calidad de vida de las personas mayores.
La Fundación Edad&Vida ha explicado en un comunicado la importancia de invertir más en salud preventiva por su impacto en la calidad de vida de las personas mayores, principalmente.
“Apostar por un incremento de la inversión en salud preventiva es apostar por la economía productiva, ya que una población sana produce y consume más”, destaca María José Abraham, directora general de la Fundación Edad&Vida.
Con motivo de la celebración del Día Internacional de las Personas Mayores, que tiene lugar cada año el 1 de octubre, desde la Fundación Edad&Vida han puesto de manifiesto cómo el simple aumento del 0,1 % del PIB en salud preventiva se relacionaría con el 9 % del aumento del gasto anual de las personas de más de 60 años, por su impacto positivo en la calidad de vida y su consiguiente influencia en el consumo y la vida profesional.
Invertir en salud preventiva mejora la calidad de vida de las personas mayores
Los datos proceden de un estudio del International Longevity Centre de Londres en el que ha colaborado Fundación Edad&Vida a modo de altavoz en España, con el objetivo de concienciar a las Administraciones sobre la importancia de empezar a aplicar un enfoque preventivo en cuestiones sanitarias para prevenir enfermedades y evitar el gasto sanitario derivado de tener que tratarlas una vez se desarrollan.
Según el citado informe, actualmente las personas mayores trabajan más que generaciones anteriores a su misma edad, obtienen más ingresos y sustentan una mayor parte de la economía, hasta el punto de que 6 de cada 10 euros que gastan los españoles procede del colectivo senior.
Mejor salud para las personas mayores: una cuestión también de economía
Además, una mejor calidad de vida, derivada de un mejor estado de salud, permitirá incrementar las horas de voluntariado desarrolladas por personas mayores de 60 años, generando un ahorro de hasta el 2,4 % del PIB si esas horas hubieran sido remuneradas. No se trata de poner a las personas mayores a trabajar, pero sí de aprovechar su buen estado de salud físico y mental para que puedan aportar a la sociedad su experiencia acumulada y fuerza de trabajo en favor de los más necesitados.
Sin embargo, un estado de salud deficitario y con limitaciones en la funcionalidad de las personas a partir de los 60 puede impedir que, como sociedad, obtengamos los beneficios de la longevidad. Para tratar de materializar la consecución de esos beneficios, los países del G20 invierten más en salud y consiguen que las personas mayores presenten unas mayores tasas de empleo y mayores índices de consumo.
