‘Soledad en las personas mayores’ ha sido el título elegido para un curso organizado en Barcelona por la SEGG y la Fundación La Caixa, en el que profesionales de distintos ámbitos han puesto cara a un problema que requiere medidas urgentes para mejorar la calidad de vida de quienes lo sufren.
La soledad en los mayores es uno de los temas recurrentes en gran parte del sector sociosanitario. Se ha demostrado científicamente que quienes padecen soledad tienen peor calidad de vida, lo que ha convertido a este drama que sufren millares de mayores en silencio en un indicador de su propio estado de salud presente y, sobre todo, futuro.
Para analizar el problema desde una perspectiva multiprofesional, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) ha organizado en el CaixaForum de Barcelona el curso ‘Soledad en las personas mayores’. Dirigido por el doctor Javier Yanguas y la doctora Sacramento Pinazo-Hernandis, ha contado con el apoyo de la Fundación La Caixa y con la participación de un nutrido grupo de expertos de diferentes ámbitos.
La soledad en los mayores, a debate en un curso organizado en Barcelona
El propio Yanguas fue el encargado de inaugurar el curso con la presentación del estudio ‘Soledad y riesgo de aislamiento social en las personas mayores’, elaborado por la Fundación La Caixa, de la que es director científico de su Programa de Mayores.
El estudio ha concluido que existe un alto riesgo de aislamiento social entre personas mayores, con especial incidencia en hombres y en personas con un nivel educativo bajo. Indicadores que, en todo caso, pueden servir para establecer programas de prevención aplicables a mayores con este perfil.
Por su parte, la doctora Sacramento Pinazo, psicóloga y exvicepresidenta de Gerontología de la SEGG, señaló la importancia y necesidad de distinguir cuándo es necesario intervenir ante un caso de soledad en el mayor. En este sentido, apostó por hacerlo si se detecta que la soledad no es deseada o cuando existan riesgos para su integridad física.
En todo caso, la soledad en los mayores siempre implica un riesgo para su salud, como recordó la doctora Laura Coll al explicar que “la soledad contribuye a un aumento de la tensión arterial, problemas cardiovasculares y del sueño, además de un mayor riesgo de tener demencias e incluso Alzheimer”.
Evitar la soledad en los mayores es tarea de toda la sociedad
En caso de ser necesario intervenir para evitar estos y otros males, Luz Morín, de Espacio Communitas, abogó por “implicar siempre a tres agentes para optimizar los resultados que se obtengan: la ciudadanía, los recursos técnicos y profesionales, y las administraciones públicas”. Un claro ejemplo del enfoque multidisciplinar por el que apuesta la SEGG, y que ha centrado el curso que ha tenido lugar en Barcelona.
En este sentido, y en realidad, toda la sociedad tiene parte de culpa en la soledad de los mayores. En ello incidió Francesc Torralba, director de la cátedra Ethos de Ética Aplicada en la Universidad Ramón Llull, quien dio una sencilla clave para toda la sociedad: “aquello que no quieres para ti, no lo des a los demás”. Es la llamada Ley de Oro de la Ética, perfectamente aplicable por cualquier persona.
La soledad de los mayores también afecta a sus familiares y cuidadores
Sin embargo, hay muchas personas que acompañan a mayores que viven generalmente en soledad, como son sus cuidadores o familiares. Ellos también pueden sufrir problemas psicológicos y de salud derivados de este papel que realizan. Y sobre ellos habló el profesor Andrés Losada, de la Universidad Rey Juan Carlos, quien puso de manifiesto que los cuidadores también pueden llegar a sentirse solos en muchos momentos. Para evitarlo, llamó a proporcionar recursos que ayuden a estas personas a paliar su propio sufrimiento, que muchas veces se trata de ocultar por pensar que quejarse de la situación es una injusticia para la persona mayor.
En definitiva,
la soledad en los mayores es un problema que afecta no solo al mayor en sí, sino a su entorno en general. De ahí que el abordaje deba ser multidisciplinar y multiprofesional, y de ahí que este tipo de
cursos de la SEGG sean más que necesarios en la actualidad para
un problema que no dejará de crecer en las próximas décadas.