Muchos usuarios de centros de día padecen sordera, lo que en ocasiones les impide participar en todas las actividades planificadas y genera una clase de aislamiento que se puede prevenir.
¿Cómo evitar el aislamiento por sordera en centros de día? Se calcula que en España hay alrededor de un millón de personas con problemas de audición, de los cuales 7 de cada 10 superan los 65 años de edad, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Justamente, el perfil al que se dirigen los centros de día, donde las actividades y la socialización se convierten en eje de las terapias en ellos impartidas.
Los problemas de audición, especialmente la sordera, pueden llevar a quienes los padecen a quedarse aislados del entorno. Máxime si se produce en entornos en los que otras personas también tienen dificultades para hablar u oír.
Por ello, es de vital importancia que los profesionales sociosanitarios encargados del cuidado de las personas mayores o dependientes usuarias de estos centros hagan un esfuerzo extra por ayudar a integrar a quienes padecen estos problemas. De lo contrario, los usuarios no aprovecharán todas las actividades en su máximo potencial y verán dañadas sus capacidades sociales, al ser estos centros, en muchas ocasiones, el único contacto de estas personas con sus iguales.
Cómo evitar el aislamiento por sordera en centros de día de forma sencilla
Afortunadamente, evitar el aislamiento por sordera en centros de día es posible si se planifica correctamente con antelación la alta posibilidad de que estas personas vayan a ser usuarias del centro. En primer lugar, adaptando las instalaciones para el uso del bucle magnético, que permitirá a los usuarios con audífonos mejorar sus capacidades comunicativas gracias a la tecnología. Pero también adecuando las instalaciones para evitar eco en las salas, la irrupción de ruido del exterior o zumbidos procedentes de aparatos de ventilación.
Además, estos centros de día deberán diferenciar correctamente las salas en las que se realizan determinadas actividades, de manera que el ruido generado en una de ellas no llegue a las demás. Porque, recordemos, un entorno bullicioso y ruidoso también puede generar estrés.
Para evitar los problemas derivados de la sordera en centros de día, los profesionales deben estar debidamente cualificados para un correcto trato a estos usuarios. Muchas veces se requerirá paciencia, una correcta vocalización y comprensión, algo que ayudará a integrar a las personas con hipoacusia en las actividades grupales.
Además, el papel que juegan estos profesionales debe extenderse más allá, actuando, si es preciso, como intermediarios con las familias a la hora de ayudarles a encontrar y comprar un audífono. Y es que la experiencia acumulada de estos profesionales puede servir para detectar a tiempo problemas de audición y poner sobre la pista a los familiares. Y si la sordera ya es una realidad, siempre podrá ayudar a las familias a elegir el mejor audífono para personas mayores que necesitan ser integradas y que pueden serlo gracias a las últimas tecnologías y a un poco de empatía.