Con motivo del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, la compañía IMQ Igurco ha querido señalas algunas de las claves para cuidar a los mayores o dependientes con dignidad.
El sector asistencial presta cada vez más atención a la lucha contra el maltrato y los cuidados con dignidad. Con motivo del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, que se celebra cada 15 de junio, IMQ Igurco ha querido subrayar la importancia de seguir apostando por modelos de cuidados que pongan al usuario en el centro. “La forma de trabajar de las organizaciones y sus profesionales está evolucionando hacia un modelo de atención potenciador del buen trato, que valora que cada persona es única independientemente de su estado de salud y edad, y, por lo tanto, debe ser tratada desde su singularidad con intervenciones flexibles que se adapten a su bienestar subjetivo (lo que pensamos que es mejor para ellos no siempre lo es), siendo imprescindible conocer su trayectoria vital y vida cotidiana”, destaca Ainara Castaños, neuropsicóloga de la residencia IMQ Igurco José Mª Azkuna.
Lo sostenido por la experta no significa que hasta ahora no se haya trabajado desde la individualidad en los centros asistenciales, sino que “la toma de decisiones sobre los cuidados recaía principalmente en los profesionales, con objetivos e intervenciones más centrados en patologías, riesgos y déficits que en fortalezas y capacidades. Ahora es la propia persona, o la familia en su representación, quien elabora su plan de atención y vida de acuerdo con el equipo interdisciplinar y su profesional de referencia. La historia de vida de la persona mayor, sus preferencias y deseos, sus objetivos y expectativas han de ser el eje central de la atención que damos a las personas en las residencias”, valora la neuropsicóloga.
Hacia un nuevo modelo de cuidados que fomente la lucha contra el maltrato
La práctica totalidad del sector asistencial camina ya en esa dirección, planificando los cuidados con la persona en el centro de la estrategia, que además es personalizada. Además, las familias cobran mayor protagonismo, como responsables últimos de defender la dignidad de los mayores o dependientes. Son estrategias que se llaman ‘potenciadoras del buen trato’, y que, como explican desde IMQ Igurco, pueden llegar a protocolizarse. “Es un modelo de cuidado creado en torno a la dignidad de la persona cuidada, válido para todos los niveles asistenciales y de intervención en el cuidado, y todas las especialidades, así como para todos los perfiles de personas dependientes cuidadas”, explica María Urroz, directora de la residencia de mayores IMQ Igurco Zorrozgoiti.
“Los profesionales del centro realizan estudios individualizados de cada residente, analizando las posibilidades físicas de cada persona, emitiendo un diagnóstico personalizado que garantice la seguridad, autonomía y dignidad de los usuarios, siguiendo con nuestro compromiso social con la humanización del cuidado de las personas. Estableciendo vínculos honestos y cercanos con los residentes y sus familiares, a la vez que fomentamos su participación activa en el cuidado de sus seres queridos”, abunda.
El centro IMQ Igurco Zorrozgoiti está acreditado por la Fundación Cuidados Dignos como centro libre de sujeciones, en base a la norma Libera-Care. “Permite identificar, cuantificar y valorar los indicadores que la organización puede alcanzar mediante herramientas que la acercan a la atención o planificación centrada en la persona y sus relaciones, además del cuidado sin sujeciones, ni químicas ni físicas”, destaca la directora.
Protocolos para detectar maltrato en personas mayores institucionalizadas
A pesar de estas medidas, los centros también cuentan con protocolos encargados de detectar situaciones de maltrato y atajarlas cuanto antes. La propia compañía cuenta con un Protocolo de Prevención y Abordaje del Maltrato, que “se activa si en el momento de valoración al ingreso de la persona mayor en IMQ Igurco, o durante la estancia en un centro, el responsable de Trabajo Social tiene indicios de que la persona usuaria pueda estar expuesta a alguna situación de maltrato”, explica Irene Ruescas, trabajadora social de IMQ Igurco.
“A partir de ese momento, se realiza una observación de los factores de riesgo de maltrato físico y económico a través de un cuestionario de prevención. En caso de que puedan identificar dos o más factores de riesgo, las intervenciones a realizar se coordinan con el equipo multidisciplinar, consensuadas con la persona usuaria, y se comunican al Servicio Social de Base correspondiente”, apunta.