Riolobos y Valverde de Burguillos, dos pequeños pueblos de Extremadura, probarán un proyecto piloto para convertir las localidades en residencias de mayores a gran escala, en lo que supone un disruptivo enfoque del cuidado de los mayores.
¿Puede un pueblo entero convertirse en una gran residencia de mayores? Eso es lo que van a probar Riolobos y Valverde de Burguillos, dos pequeñas localidades de Extremadura, en un proyecto piloto financiado por el Estado con casi 600.000 euros.
El proyecto es, en realidad, una coalición de dos proyectos independientes, uno por cada localidad: Conéct@te en Riolobos y Envejecer en mi casa. Ambos tienen enfoques diferentes que convergerán. Por ejemplo, Riolobos ya puso en marcha hace tiempo un sistema de telemonitorización de la salud de las personas mayores que viven en centros residenciales de la localidad. Ahora se extenderá este concepto a más personas a través de dispositivos conectados que se instalarán en la vivienda del usuario, o en su cuerpo si se trata de aparatos médicos. Estos enviarán datos, a través de una red Bluetooth, a un centro de control que centralizará la información de todos los participantes en el proyecto.
Riolobos apuesta por la asistencia en domicilio con tecnología
Entre los dispositivos que se utilizarán en Riolobos figuran sensores de presencia en la cama o un sistema para realizar videollamadas con sus familiares, y con el que se busca combatir la soledad no deseada. También habrá pulseras para geolocalizar al usuario, desde las que, además, podrá pedir comida a domicilio o acceder a un servicio de lavandería. Se trata de acercar los servicios habituales en residencias de mayores al domicilio de las personas mayores a través de la tecnología.
El modelo se aplicará de forma similar en Valverde de Burguillos, localidad que además creará un centro de atención a personas mayores para centralizar en él la prestación de algunos servicios habituales en residencias de mayores, y que se ofrecerán a habitantes de la localidad que no están institucionalizados. Su propuesta, por tanto, un enfoque un poco diferente al de Riolobos, ya que, en su caso, se apostará por evaluar si la creación de espacios físicos que centralicen servicios como los de las residencias tiene buena aceptación entre los mayores de la localidad.
Ambos proyectos buscan poner a prueba una subida de nivel en el concepto de asistencia en domicilio, que tradicionalmente se ha basado en ofrecer en el hogar del usuario una serie de servicios muy concretos que combinan cuidado de la salud y tareas típicas del día a día (como limpieza o acompañamiento).
¿Es el futuro de la atención a personas mayores?
Lo que se busca con este proyecto extremeño es digitalizar la asistencia en domicilio, por un lado, y ubicar en los barrios servicios de residencias de mayores (como lavandería o comedor, algunos habituales en centros de día) para contribuir a crear un nuevo modelo asistencial en el que el mayor permanezca en su casa, pero tenga a su disposición algunos servicios habituales en residencias, ya sea a domicilio o previa asistencia a instalaciones específicas.
Habrá que analizar el resultado de estas pruebas, que arrancarán en 2023, para conocer si estamos ante el futuro de la asistencia social a personas mayores en España.