Es la nueva secretaria general de Lares, una entidad que aglutina al Tercer Sector con el foco puesto en las personas mayores y en situación de dependencia, y con una visión de los cuidados sin ánimo de lucro, pero con la consciencia de que hay retos mayúsculos que superar para lograr una atención realmente centrada en las personas.
Hace poco más de un mes, fue nombrada secretaria general de Lares. ¿Cuál es su primera valoración de este nombramiento?
Vengo del área de atención a personas con discapacidad intelectual, y veo que la mayor diferencia es cómo se crean las organizaciones. En discapacidad, muchas veces son las familias y esa lucha por sus hijos, mientras que aquí he encontrado mucha voluntariedad de mano de las congregaciones religiosas, con una gran historia en el cuidado de las personas mayores. Eso marca cómo son las organizaciones y cuáles son sus valores, y me ha llamado la atención, así como lo ha hecho la diversificación de empresas, entidades y servicios que atienden a las personas mayores, y donde el mundo mercantil se ha metido de cabeza. Creo que se ha mercantilizado la llamada economía de los cuidados.
¿Cómo ha llegado hasta Lares?
A través de una selección de personal. No conocía a Lares hasta antes de la entrevista. Llevo 26 años en el área de discapacidad intelectual y que he estado muy metida en mi sector. Es el primer contacto en tercera edad, más allá de ser una cuidadora informal, como mucha gente.
¿Cuáles son sus proyectos al frente de Lares?
Hemos creado un consejo de expertos para tratar temas de discapacidad intelectual y enfermedad mental, dado que Lares también tiene centros que trabajan en esa línea. Y queremos trabajar en otras áreas de las personas mayores que les pueda afectar como es el tema de las adicciones.
Tenemos que intentar introducir otras miradas, con proyectos para hacer un espacio de atención y escucha a las personas en situación de vulnerabilidad que lo necesiten.
Además, hay que ver cómo dar soporte a todas las organizaciones que forman parte de Lares, con planes de Igualdad, una oficina del voluntariado o proyectos europeos, ya que hay organizaciones con ritmos de evolución diferente y en ocasiones no tienen la estructura suficiente para profesionalizarse un poco más.
¿Cómo ve el sector de los mayores? ¿Qué habría que mejorar o cambiar?
Yo creo que el sector de los mayores está, en general, muy disgregado. Hay luchas de poder, donde creo que las Administraciones juegan su baza mientras se defienden intereses que no son los de Lares, que engloba a entidades no lucrativas que buscan la financiación adecuada que nos permita dar los cuidados del modelo en que creemos. No luchamos para tener más o menos beneficio. Esto no significa que las entidades no tengamos que ser sostenibles o tener beneficio, pero siempre que revierta en el cuidado y en las personas. Esa es la situación que he visto, y que tenemos que ver hacia dónde nos va a llevar.
Lares apuesta por la atención centrada en la persona, y no ve otra forma de cuidado integral. Tendremos que ver si la Administración jugará su papel en eso para dar soporte, además de facilitar o integrar a las diferentes Consejerías para que las personas puedan tener una atención integral. Nuestro modelo está avalado por las Administraciones y espero que se pueda dar prioridad en las políticas sociales y económicas y exista una memoria económica y se articule la coordinación integral hacia la persona y se asegure la sostenibilidad de las organizaciones sociales que se ocupan y preocupan por los cuidados.
Otro reto que veo, en general, es la falta de personal. Estamos siendo un sector poco atractivo donde los salarios prácticamente rozan el SMI: mal pagado y mal reconocido. En Lares apostamos por una retribución adecuada y que las personas puedan tener una carrera profesional interna que en nuestros centros donde la persona crezca como profesional. El sector de los cuidados es valioso y se tiene que dignificar y donde caben profesionales hombres y mujeres. En este aspecto yo pongo encima de la mesa la corriente social de las nuevas masculinidades y rescatar del rol masculino socialmente establecido, las tareas y responsabilidades de los cuidos que existe y aporta una riqueza en los cuidados.
Además, está el tema del desarrollo tecnológico. Hay entidades muy desarrolladas y otras que están tan volcadas en la atención, que se plantean menos la tecnología o digitalización.
Lares aglutina a residencias de mayores, pero también a entidades de asistencia a domicilio o teleasistencia. En pleno debate sobre la medicalización de residencias y el cambio de modelo hacia uno centrado en atención en el domicilio, no institucionalizado, ¿cómo ve Lares este debate?
Respecto a la medicalización, muchas entidades tuvieron que adaptarse durante la pandemia, por dos motivos: porque esas personas no llegaban a los hospitales y porque la atención médica a las personas mayores que viven en residencias no podía quedar desatendida
Dicho esto, las residencias no pueden estar medicalizadas. Son la casa de las personas, no una cárcel. Son mayores que van a una residencia para recibir ciertos cuidados que en su casa no pueden tener, pero que deben seguir saliendo a tomar un café, a su médico de cabecera o a la peluquería. No se les puede cortar de su red social porque eso sería matarlas en vida. Creo que las residencias son el hogar de las personas, donde viven en comunidad y donde se les tiene que proporcionar un cuidado integral.
Respecto a los cuidados en domicilio, pensamos que la persona tiene que envejecer donde quiera. Si quiere estar en su casa y tiene la posibilidad, debe hacerlo, con una prestación de ayuda a domicilio real y ajustada a un PIA y una planificación centrada en esa persona con respecto a sus necesidades. No puede ser que hablemos de atención domiciliaria de una hora por la mañana y otra por la tarde, y el resto del día no se sabe qué ocurre.
Si la persona quiere estar en su casa, tiene que tener un PIA. Hay que pensar bien en el modelo, cuestionarse qué sentido tiene el modelo de cuidado a domicilio, que es un apoyo para que un PIA se pueda llevar a cabo de manera integral e inclusiva y que hay que exigir a las Administraciones un servicio de calidad. Hay que hacer una buena cartera de servicios para que las personas puedan elegir.