Los pacientes de COVID-19 que requieren hospitalización o aislamiento en espacios cerrados durante varios días, necesitarán después un correcto programa de fisioterapia que les ayude a recuperar la salud física.
La enfermedad provocada por el SARS-CoV-2, el coronavirus del que no dejamos de hablar desde principios de año, puede cursar con absoluta levedad o con una inusitada gravedad.
Aunque hay factores de riesgo que pueden determinar qué pacientes sufrirán de un modo especialmente agresivo la enfermedad (como una mayor edad, hipertensión, problemas cardiacos o respiratorios, o sobrepeso, entre otros), nadie está exento de complicaciones, a pesar de la errónea creencia entre los jóvenes de que se librarán de la peor cara de la COVID-19.
Los pacientes en los que se complica la enfermedad generalmente requieren ingreso hospitalario. En los casos más graves, dicho ingreso debe hacerse en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), hasta el punto de que las Autoridades están determinando la gravedad de la pandemia en los territorios de su competencia basándose en la tasa de ocupación de las UCI.
En la segunda ola de la pandemia se está reduciendo considerablemente el tiempo medio de ingreso hospitalario por coronavirus. Aun así, muchos pacientes siguen requiriendo varios días, generalmente una semana como mínimo, para poder ser dados de alta.
Otros, por el contrario, han llegado a pasar meses ingresados. Y ni siquiera con el alta se termina: después llega un duro proceso de recuperación de las secuelas, no solo de las físicas causadas por la enfermedad (como dificultad para respirar), sino de las causadas por haber pasado un importante periodo de tiempo inmovilizado en una cama.
Incluso entre los pacientes leves, que requieren aislamiento domiciliario -generalmente en una habitación de reducidas dimensiones- es necesario recuperar después la forma física.
La fisioterapia en el paciente con COVID-19 se basa en cuatro fases de trabajo
Es en este punto cuando entran en juego los fisioterapeutas. “La fisioterapia se ha visto y se ve implicada en cuatro etapas: el confinamiento inicial, el ingreso hospitalario, el ingreso en UCI y el alta hospitalaria”, explica Asmaé El Haddaoui Ben Ahmed, fisioterapeuta de Vitalia Alcalá de Henares. En la primera etapa “se atiende principalmente a las personas mayores y pacientes con comorbilidades, debido a los riesgos de la inactividad”, destaca. Algo que se consigue con ejercicios adaptados a las capacidades funcionales de cada paciente, y que requiere evitar el contacto con el mismo.
En la segunda etapa se tienen en cuenta los síntomas de cada paciente, aunque “la fatiga muscular es el síntoma principal”, lo que requiere un tratamiento que combine respiratorio, musculoesquelético y de movilidad.
Si el paciente ingresa en una UCI llega la tercera fase, con asistencia “al posicionamiento para optimizar la ventilación/perfusión, la restauración de la función pulmonar y la prevención y tratamiento de la debilidad muscular”, explica la experta de Vitalia Alcalá de Henares.
Por último, la cuarta fase buscará recuperar la capacidad pulmonar y funcional del paciente, también con un programa específico adaptado para cada persona.
No obstante, y como decíamos al inicio, “la fisioterapia tendrá un papel primordial no solo en la fase aguda de la enfermedad por COVID-19 en las UCI's y en los pacientes hospitalizados, sino que también será crucial para la recuperación de las secuelas que esta enfermedad pueda dejar a nivel de función pulmonar y de capacidad funcional”, como explica Asmaé El Haddaoui Ben Ahmed.
De ahí que las residencias y centros de mayores se conviertan en epicentro de este tratamiento de recuperación para devolver la autonomía y la vida normal a las personas que han pasado por esta dura experiencia. Incluso abriendo la puerta a un nuevo servicio: sesiones de fisioterapia para pacientes de COVID-19, sean o no residentes de estos centros.