El 75 % de los pacientes acudirá a una consulta médica online en 2023, lo que apuntala el crecimiento de la telemedicina en España y posiciona a esta modalidad como la preferida para muchos usuarios.
La telemedicina puede que sea realmente el futuro de la asistencia médica. Así se desprende de los últimos datos revelados durante el 36º Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones de la Asociación Multisectorial de Empresas de la Electrónica, las Tecnologías de la Información y la Comunicación, de las Telecomunicaciones y de los Contenidos Digitales (AMETIC), donde se ha puesto de manifiesto que el 75 % de los pacientes españoles prevé acceder a al menos una consulta online en 2023.
Las cifras no dejan lugar a dudas: los españoles han asumido la telemedicina como una nueva forma de relacionarse con sus médicos. Una más cómoda, rápida y eficiente, especialmente si la consulta se presta a ello. Y todo se debe a un aprendizaje forzoso al que ha obligado la pandemia, cuando los confinamientos y restricciones, además del miedo al contagio, provocaron un inusitado aumento de la telemedicina como sustituta de la atención presencial.
Ahora, la telemedicina se ha quedado como una opción más. Quizás, incluso, como la opción predeterminada para muchos pacientes, que prefieren realizar sus consultas online. El hecho de que tanto la sanidad pública como la privada ya ofrezcan servicios de telemedicina también ha impulsado el crecimiento de esta modalidad, que se verá beneficiada con los 230 millones de euros que inyectarán las Administraciones para el fomento de la medicina a distancia.
Los retos de la telemedicina en España
Los retos, sin embargo, no son pocos. La brecha digital y la dificultad para algunas personas para utilizar herramientas digitales con soltura podrían provocar un nuevo abismo entre los más tecnológicos y los más reacios a utilizar estas novedades. Además, y aunque la asistencia presencial no está en absoluto en declive, habrá que protegerla para que el potencial ahorro de costes que podría conllevar un mayor uso de la telemedicina no perjudique a la asistencia en centros médicos. Porque, por ahora, los facultativos que atienden las videoconsultas son los mismos que atienden en la consulta del centro de salud.
Es probable que en algún momento haya que decidir si migrar a esos profesionales a un entorno totalmente digital o si, por el contrario, el aumento de videoconsultas se compensará con nuevas incorporaciones, en su caso de médicos dedicados exclusivamente a la atención vía Internet.
La telemedicina en España tiene mucho recorrido, pero su crecimiento deberá ser equilibrado para no perjudicar a la tradicional relación entre médico y paciente y, sobre todo, para no reducir la calidad asistencial.