Los ejercicios de fisioterapia neurológica tienen el potencial de mejorar la calidad de vida de las personas con Parkinson, según el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM).
Los pacientes de Parkinson tienen en la fisioterapia neurológica una herramienta potente y valiosa para mejorar su calidad de vida, según destacan expertos del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM).
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa, crónica y progresiva, y aunque existe tratamiento farmacológico para frenar su avance y mejorar las capacidades de los pacientes, todavía no existe una cura. Por eso, los pacientes ven cómo progresivamente pierden capacidades motoras y no motoras, afectando en este último caso al sueño, provocando estreñimiento o generando depresión.
A pesar de ello, hay estudios que cifran en un 15 % el porcentaje de pacientes que llegan a estadios de mayor dependencia. Y esto se debe, entre otros factores, a que el mayor conocimiento que hay sobre esta enfermedad permite abordarla con herramientas terapéuticas a varios niveles. Como la fisioterapia.
Fisioterapia para personas con Parkinson
Según indican los expertos del CPFCM, el tratamiento no farmacológico es fundamental para los pacientes. Y, en concreto, la neurorrehabilitación permite que estos pacientes vean mejorar su calidad de vida, ya que llegan a moverse con mayor facilidad y autonomía, se aumenta el control postural, mejora la estabilidad y la marcha, etc.
Como explican los fisioterapeutas, el tratamiento reeduca la postura para prevenir dolores; trabaja la fuerza, el tono muscula y la elasticidad del sistema musculoesquelético; entrena la marcha para superar los bloqueos; reeduca patrones de movimiento para proporcionar mayor rango a las articulaciones; mejora el equilibrio para evitar caídas; y contribuye, con fisioterapia respiratoria, a un mayor fondo físico.
En definitiva, se observa cómo la neurorrehabilitación para pacientes con Parkinson es básica para mejorar su calidad de vida y contribuir a que cuenten con una herramienta terapéutica más para abordar este problema de salud que en España afecta oficialmente a 160.000 personas, aunque se estima que la cifra real superaría las 300.000 personas porque uno de cada tres casos no ha sido diagnosticado.
