Las residencias de mayores de Orpea organizan actividades intergeneracionales para crear y reforzar los vínculos entre personas mayores y niños.
Las residencias de mayores de Orpea organizan actividades intergeneracionales para crear y reforzar los vínculos entre personas mayores y niños, especialmente cuando se trata de abuelos y sus nietos. “En Orpea somos conscientes de que mantener los vínculos familiares favorece la calidad de vida y autoestima de las personas mayores. De hecho, se ha comprobado que cuando los lazos afectivos de los residentes con sus familiares siguen siendo fuertes, tienen mejor salud física y psicológica. Y, en concreto, la figura del nieto es clave”, sostienen desde la dirección Sanitaria de ORPEA Ibérica.
Para contribuir a esta mejora de la calidad de vida, la compañía organiza actividades intergeneracionales en sus centros, con diferentes enfoques y planteamientos para adaptar la oferta a los gustos de cada familia. En particular, se organizan juegos de agua en verano, meriendas o el programa de foodtrucks de Orpea pensado para este verano.
Actividades intergeneracionales de jóvenes con personas mayores
“La incorporación de la familia en el día a día de la vida del residente favorece que se adapte mejor y se sienta como en casa”, afirman desde Orpea Ibérica, donde también destacan la importancia de fortalecer estos vínculos del centro con los familiares, creando un ecosistema de cuidados que involucre a todos los interesados en el proceso.
Las residencias de mayores hace tiempo que se han desprendido de la tradicional e injusta imagen de que son centros para que las familias puedan desentenderse de sus mayores: son hogares que proporcionan los cuidados necesarios a personas vulnerables, y en esas terapias debe involucrarse directamente la familia para reforzar el componente emocional del usuario.
En este sentido, que los mayores puedan estar cerca de sus nietos y de otros niños con estas actividades intergeneracionales contribuye a que abran su mente y vivan nuevas experiencias. Los niños son espontáneos, cariñosos y dispuestos, lo que ayuda a que los usuarios de estos centros salgan de la rutina y participen en actividades junto a personas que tienen otra visión del mundo. El beneficio es mutuo, dado que los mayores se impregnan de los usos de los jóvenes, mientras que estos se acercan a una realidad que la sociedad trata de ocultar a través del edadismo, y se hacen más respetuosos con nuestros mayores.